¿Qué tan competitiva es Argentina para producir granos?
Argentina exhibe precios un poco más altos en dólares para la mayoría de los insumos relevados por el IERAL, incluso tratándose de bienes comercializables internacionalmente.
Por redacción
El Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea logró relevar precios en septiembre para cinco países: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Estados Unidos. El estudio abarca un total de trece bienes y servicios, clasificados en seis grupos: fertilizantes, herbicidas, fungicidas, transporte de carga, combustible y maquinaria.
En términos generales, los resultados muestran que Argentina es más cara en dólares que los otros países en la mayoría de los 13 productos relevados. En concreto, es más cara en el 69% de los casos con respecto a Brasil, Uruguay y Paraguay (en los tres casos es más cara en 11 de los 13 productos) y en el 54% de los casos con respecto a Estados Unidos (7 productos).
Sin embargo, salvo excepciones, no se observan grandes brechas entre los precios que se pagan en Argentina con relación al promedio de los otros cuatro países: los fertilizantes resultan 5,8% promedio más caros en Argentina; herbicidas, un 8,2%; y los combustibles (gasoil grado 2), un 3% más caros.
Las excepciones que se encontraron fueron maquinaria agrícola, con el caso de los tractores, los cuales se ubican un 31% por encima del valor promedio de los demás países, pero ubicándose las cosechadoras un 7% por debajo del precio promedio de la región; y fungicidas, donde Argentina se ubica un 7,8% más barato que los restantes países, solo por encima del valor de Estados Unidos.
En suma, Argentina exhibe precios un poco más altos en dólares para la mayoría de los insumos relevados, incluso tratándose de bienes comercializables internacionalmente. Esto revela la existencia de distorsiones que encarecen la producción agropecuaria.
Entre los factores explicativos pueden encontrarse: los resabios de las restricciones cambiarias, cargas impositivas acumulativas, regulaciones laborales muy rígidas, elevados costos logísticos internos, menor escala operativa y un contexto de mayor incertidumbre y volatilidad. Estos elementos, en conjunto, limitan el funcionamiento pleno de los mecanismos de arbitraje de precios y restan competitividad.