A 16 años de la crisis subprime: qué pasó en una de las peores crisis financieras
Historia de una de las peores crisis financieras de la historia moderna.
Por Mariano Ricciardi
Director BDI Consultora
Nota realizada por Juan Cruz Baldres para el Club de Finanzas UNLP.
¿Qué sucedió hace 16 años?
Es la mañana del 15 de septiembre de 2008, y en las oficinas de Lehman Brothers, un gigante de Wall Street en ese momento, sus empleados están vaciando sus escritorios. Uno de los bancos de inversión más grande del mundo, que había resistido varias crisis a lo largo de su historia, acababa de quebrar.
Este día no solo marcó el final de una era para uno de los bancos de inversión más influyentes del mundo, sino que también señaló el comienzo de una de las peores crisis financieras de la historia moderna, la crisis Subprime. Los mercados financieros se desplomaron, empresas de diversos sectores se vieron obligadas a cerrar, dejando a miles de personas sin empleo y agudizando los problemas de pobreza tanto en grandes potencias como en países emergentes. Además, la confianza en el sistema bancario se vio profundamente erosionada, llevando a intervenciones gubernamentales sin precedentes para evitar un colapso total del sistema financiero.
¿Cómo se llegó a esto?
La historia se empezó a cocinar a fuego lento desde los años 90, con la desregulación del mercado de crédito hipotecario, las políticas monetarias expansivas para hacer frente a la crisis financiera de las punto.com y a los ataques terroristas del 9/11, y la comercialización de instrumentos financieros complejos con una negligente calificación por parte de las calificadoras de riesgo.
Además de la sanción de la Ley Gramm-Leach-Bliley en 1999 que permitió la integración de múltiples servicios financieros dentro de una misma entidad, dificultando la supervisión regulatoria y la transparencia, permitiendo la creación y venta de instrumentos financieros complejos.
En los años 90 el presidente Clinton impuso una política de vivienda propia que buscaba que cualquier ciudadano estadounidense que quisiera tener una vivienda pudiera obtenerla, modificando ciertas regulaciones como el pago inicial, pudiendo los bancos prestar el 100% del valor total de la vivienda. A su vez, dejó de ser obligatorio que se revise el historial crediticio de aquellos que iban a solicitar un crédito hipotecario. Con esto Fannie Mae y Freddie Mac (dos empresas privadas respaldadas por el gobierno de EE.UU. cuyo objetivo es garantizar la estabilidad y liquidez en el mercado hipotecario, facilitando el acceso a la vivienda a aquellos individuos con menores recursos) empezaron a conceder préstamos con un alto riesgo crediticio, que serían denominados “subprime”. En los años 2000 los bancos comerciales se unirían a este negocio también.
Dado que también a principios de los años 2000 para poder hacer frente a la crisis generada por el estallido de la burbuja de las “punto.com”, sumado a los atentados terroristas del 9/11 y a un discurso emitido por el presidente de Busch que sostenía que "el ser dueño de casa es parte integral del 'Sueño Americano'", la FED hizo una gran reducción de las tasas de interés en aquel entonces, que en el año 2000 se situaban en el 6% y en 2003 se encontraban al 1,25%.
Los precios en el mercado inmobiliario, que ya venían en aumento desde fines de los 90´s por las medidas de Clinton, subieron aún más dado al aumento de la demanda de inmuebles generada por la financiación más barata.
¿Cómo los bancos no se preocupaban de la posible morosidad de aquellas personas con poca capacidad de pago? Es seguramente la pregunta que uno se estaría haciendo al llegar a esta parte de la lectura.
Es porque se creía que en caso de morosidad, el valor en constante aumento de la propiedad permitiría recuperar el préstamo mediante la venta o refinanciación de la vivienda. Básicamente, apostaban a que las viviendas se revalorizarían para siempre, cubriendo el riesgo de un posible impago.
Era tanta la demanda de crédito, que los bancos se empezaron a quedar sin liquidez. Buscaron como solución a esta problemática, venderle las hipotecas a la banca de inversión. Al obtener liquidez inmediata y al eliminarse el riesgo de impago para los bancos comerciales, hizo que estos salgan a dar mayor cantidad de créditos hipotecarios.
Los bancos de inversión, transformaron estas carteras de créditos hipotecarios en activos financieros complejos a través de la titulización, que se llamaron Mortgage-backed security (MBS) y Collaterized debt obligation (CDO), con el objetivo de comercializar gran parte de estas en el mercado de capitales y una parte quedárselas en cartera. Los principales compradores de estos fueron los fondos de pensión, compañías de seguros, fondos de inversión, bancos comerciales, instituciones gubernamentales y soberanas, así como inversionistas institucionales internacionales. La combinación de supuestas altas calificaciones y retornos atractivos atrajo a una amplia gama de inversores provenientes de todo el mundo.
¿Qué eran los MBS y los CDO?
Los MBS eran esencialmente bonos, donde los pagos de capital e interés que los propietarios de las viviendas hacían en sus hipotecas se usaban para pagar a los inversores que compraron este instrumento financiero. Los inversionistas podían elegir en qué "tramo" invertir, y cada tramo representaba un nivel diferente de riesgo y retorno. Es importante entender que estos tramos no son instrumentos completamente distintos, sino partes del mismo instrumento financiero (el MBS).
- Tramo Senior: Más seguro, menos retorno.
- Tramo Mezzanine: Riesgo moderado, retorno moderado.
- Tramo Equity: Más riesgoso, mayor retorno.
Un CDO era un instrumento financiero más complejo que agrupaba diferentes tipos de deuda como obligaciones negociables, bonos soberanos, deudas de tarjeta de crédito e incluyendo a menudo MBS. También tiene tramos (senior, mezzanine, equity).
También entró en juego otro instrumento financiero, Los Credit Default Swaps (CDS). Este era básicamente un contrato entre dos partes, donde una de ellas (el comprador del CDS) pagaba una prima periódica a la otra parte (el vendedor del CDS) a cambio de protección contra el riesgo de impago de un MBS o un CDO. Durante los años previos a la crisis de 2008, los CDS se convirtieron en un mercado enorme, con miles de millones de dólares en contratos circulando en el sistema financiero. Muchos inversionistas los usaban no solo como seguros, sino también como herramientas especulativas, apostando al posible incumplimiento de los MBS y CDO.
Como se explicó previamente, muchos MBS estaban compuestos por hipotecas subprime, es decir, hipotecas otorgadas a prestatarios con bajo perfil crediticio y, por lo tanto, con un mayor riesgo de impago.
A pesar del alto riesgo asociado con estas hipotecas subprime, las agencias calificadoras de riesgo le dieron a muchos de estos MBS calificaciones muy altas, incluso AAA, que es la calificación más segura. Esto se debió a varias razones, como modelos de riesgo incorrectos y un conflicto de interés, ya que las agencias de calificación eran pagadas por los emisores de los MBS. Dado a que estos últimos ya estaban mal calificados, los CDOs que los incluían heredaban esas calificaciones infladas.
Los inversores que confiaban en las calificaciones AAA asumieron que estos instrumentos eran seguros, lo que llevó a una gran cantidad de dinero a fluir hacia instrumentos que en realidad eran muy arriesgados.
Como se puede observar todo este sistema dependía prácticamente de que deudores con alta probabilidad de morosidad siguieran pagando y que el precio de las viviendas siguiera subiendo, cosa que efectivamente no iba a pasar para siempre.
El comienzo de impago de las hipotecas y el inicio de la crisis
A partir de 2004, la FED comenzó a preocuparse por la inflación y decidió subir gradualmente las tasas de interés, incrementándose del 1,25% al 5.25% entre 2004 y 2006. Muchas hipotecas en ese momento eran de tipo variable, lo que significa que los pagos mensuales de los prestatarios subían junto con las tasas de interés.
A medida que la FED aumentaba las tasas, los pagos hipotecarios de estos prestatarios comenzaron a subir significativamente. Esto llevó a un aumento en los incumplimientos y las ejecuciones hipotecarias. A medida que más viviendas entraron en el mercado por ejecuciones hipotecarias, la oferta superó la demanda, y los precios de las viviendas comenzaron a caer.
Obviamente que esto afectó a los MBS, ya que estaban respaldados por flujos de caja provenientes de los pagos hipotecarios. Los tramos más riesgosos de estos, que ofrecían mayores rendimientos pero estaban más expuestos al riesgo de impago, fueron los primeros en colapsar, lo que hizo que los MBS perdieran valor.
Cuando los MBS comenzaron a fallar, los CDO que los contenían también empezaron a perder valor. A medida que los inversores vieron que incluso los tramos supuestamente seguros estaban en peligro, la confianza en estos instrumentos financieros se desplomó. Los inversores comenzaron a vender masivamente estos activos, lo que exacerbó la caída de su valor.
A medida que los MBS y CDO perdían valor, las instituciones financieras que los mantenían en sus balances enfrentaron grandes pérdidas. Esto generó una crisis de liquidez, ya que los bancos se volvieron reticentes a prestarse entre sí por temor a que sus contrapartes también estuvieran expuestas a estos activos tóxicos. Lo que llevó a que el mercado de crédito se congele, ya que nadie quería asumir el riesgo de prestar o invertir.
Todo este problema se agudizaba aún más, debido a que muchas instituciones financieras emitieron una gran cantidad de CDS sin contar con suficientes reservas de capital para cubrir todos los posibles pagos en caso de un incumplimiento masivo. Cuando los incumplimientos comenzaron a ocurrir, las instituciones que habían emitido CDS, como AIG (American International Group), se vieron incapaces de cumplir con sus obligaciones. Este fallo amplificó el impacto de la crisis, ya que los inversionistas que creían estar protegidos por los CDS se encontraron repentinamente expuestos a grandes pérdidas.
Bear Stearns fue uno de los primeros grandes bancos de inversión en enfrentar serios problemas debido a su exposición a los MBS y CDO. En marzo de 2008, fue rescatado por JPMorgan Chase con la intervención del Gobierno.
Volviendo al inicio de este artículo, en septiembre de 2008, Lehman Brothers, que también estaba fuertemente expuesto a estos activos, se declaró en quiebra después de que no pudo encontrar un comprador o recibir un rescate gubernamental. La quiebra de este último fue un punto de inflexión, el pánico se apoderó de los mercados, generando una ola de ventas masivas en los mercados bursátiles y una profunda recesión global.
¿Qué medidas se tomaron para frenar la crisis?
Es en este momento cuando el Gobierno de los Estados Unidos y otros gobiernos alrededor del mundo se vieron obligados a intervenir para evitar un colapso total del sistema financiero. Esto incluyó el rescate de AIG que tenía una gran exposición a los CDS, la nacionalización de Fannie Mae y Freddie Mac, y la inyección de capital en otros grandes bancos.
Los principales bancos centrales del mundo, incluidos el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón, coordinaron esfuerzos para reducir las tasas de interés y proporcionar liquidez en dólares a los mercados globales. A su vez, la FED estableció líneas de intercambio de divisas (swap lines) con otros bancos centrales para asegurar que hubiera suficiente liquidez en dólares en los mercados internacionales.
Además de que los gobiernos -para combatir esta recesión mundial- lanzaron paquetes de estímulo fiscal, que consistían en aumentos del gasto público, recortes de impuestos y otras medidas para evitar una mayor contracción económica.
Una vez que empezó a terminar esta tormenta y con el inicio de la recuperación de la economía a nivel mundial, empezaron a implementarse reformas como la Ley Dodd-Frank en EE.UU. y las normas de Basilea III a nivel internacional, para reducir el riesgo sistémico y fortalecer la regulación del sistema financiero, con el objetivo de prevenir futuras crisis.
Una pequeña reflexión
La crisis Subprime de 2008 expuso los peligros inherentes de la codicia y la falta de transparencia en los mercados financieros. Estos eventos previamente descriptos demostraron cómo la búsqueda desenfrenada de beneficios y la complejidad de los instrumentos financieros pueden ocultar riesgos significativos, poniendo en peligro la estabilidad económica mundial. Este episodio nos mostró la importancia de regulaciones adecuadas y actualizadas a la época, así como la necesidad de una transparencia constante en todas las entidades financieras.