Luego del patrón oro, llegó la hora de los tipos de cambio fluctuantes | Dolarhoy.com
Oro|06 de marzo de 2022

Luego del patrón oro, llegó la hora de los tipos de cambio fluctuantes

Continuamos con esta serie de artículos donde desglosamos el libro "¿Qué hizo el Gobierno con nuestro dinero?", explicando fase por fase la historia monetaria de occidente.

Por Simón Salas Seeber

 

La semana pasada terminamos de ver cómo fue la caída definitiva del patrón oro y la consecuente hiperinflación desatada en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial.

 

Desde el pseudo-patrón oro, donde la situación era la de una "pirámide de los EE.UU. sobre el oro, de las libras británicas sobre los dólares, y de otras monedas europeas sobre las libras"", resume Murray Rothbard, autor en el que se inspiran estos artículos, pasamos a la caída definitiva del estándar oro en 1931, con "la quiebra de los bancos inflados en toda Europa, y el intento de la Francia del "dinero duro" de canjear sus saldos en libras esterlinas por oro, lo que llevó a Gran Bretaña a abandonar por completo el patrón oro, y pronto lo siguieron los demás países de Europa".

 

Ahora el patrón oro parecía cada vez más difícil de verse restaurado, y comenzó así la etapa del "caos de tipos de cambio flotantes limpios y sucios, devaluaciones competitivas, controles de cambio y barreras comerciales; la guerra económica y monetaria internacional se desató entre monedas y bloques monetarios" según el autor.

 

Fase IV: Monedas Fiduciarias Fluctuantes (1931-1945)

En Estados Unidos, beneficiario en materia económica de la guerra, la situación monetaria era distinta. El país se mantuvo en el patrón oro durante dos años más, y en 1933-34 salió del patrón oro clásico "en un vano intento de salir de la depresión" según Rothbard. De facto, el patrón oro ya no funcionaba en la vida corriente de los ciudadanos estadounidenses, los cuales ya no podían canjear dólares por oro, "e incluso se les prohibió poseer oro, ni en EEUU ni en el extranjero" destaca el autor.

 

Con el caos monetario en Europa, el oro fluyó hacia el refugio monetario relativamente más seguro: Estados Unidos. En efecto, según Wikipedia, se estima que Estados Unidos pasó de acaparar, en 1913, el 26% de las reservas mundiales de oro hasta el 39% en el año 1918 (fin de la Guerra), y esta tendencia se profundizó con el avance del desorden económico posterior. Incluso hoy en día, según la misma fuente, Estados Unidos es el país que más oro acumula, con 8,133.5 toneladas de oro, seguido por Alemania, que cuenta con menos de la mitad del mismo.

 

Luego del oro, quedan los tipos de cambio flotantes: estos se establecen por el libre juego de la oferta y la demanda de las monedas correspondientes, donde no hay "paridad oficial" de las diferentes monedas entre sí, sino que las cotizaciones fluctúan y "fluyen" así las variaciones en los tipos de cambio. Los economistas destacan que, en la práctica, lo común es lo que se denomina "flotación sucia", es decir, la intervención arbitraria de los bancos centrales para adecuar los tipos de cambio según el interés de cada uno.

 

Rothbard cree que el caos y la guerra económica de la década de 1930 nos dejan una lección importante, y que es especialmente interesante en el mundo académico: "el grave defecto político (aparte de los problemas económicos) del esquema monetario de la Escuela de Milton Friedman-Chicago para las monedas fiduciarias de libre fluctuación".

 

¿Qué significa esto? Según Milton Friedman, otro clásico pensador y ensayista liberal, lo correcto para el dinero sería desprenderse por completo del oro, dejando el control de cada moneda nacional a cada gobierno, el cual puede emitir y manejar su base y política monetaria como crea correcto y luego, en nombre del libre mercado, dejar que los tipos de cambios entre monedas fluctúen, siendo así que el mercado "juzgue" cuál es la más fuerte en base a sus méritos.

 

Murray Rothbard, por el contrario, no está para nada de acuerdo con esa idea, ya que cree que es un "grave error político entregar el control total de la oferta monetaria al Estado-nación, y luego esperar que el Estado se abstenga de utilizar ese poder. Y dado que el poder siempre tiende a ser utilizado, incluido el poder de falsificar legalmente, la ingenuidad, así como la naturaleza estatista, de este tipo de programa debería ser claramente evidente".

 

¿Cómo termina esta fase? Con el nacimiento del mundo puro del papel fiduciario y la guerra económica de los años 30, "las autoridades estadounidenses se vieron obligados a adoptar como su principal objetivo económico de guerra de la Segunda Guerra Mundial la restauración de un orden monetario internacional viable, un orden sobre el que se pudiera construir un renacimiento del comercio mundial y los frutos de la división internacional del trabajo" describe Rothbard.

 

La semana que viene veremos cómo Estados Unidos lideró la búsqueda de este orden monetario y las condiciones del mismo, cuyos efectos se sienten hasta el día de hoy. Por último, Rothbard agregó que "el Secretario de Estado Cordell Hull señaló en repetidas ocasiones que estos conflictos monetarios y económicos de la década de 1930 fueron la principal causa de la Segunda Guerra Mundial" por lo que entender el dinero y su dinamismo es algo crucial a la hora de tratar de comprender el mundo actual.