La caída definitiva del Patrón Oro fue el nacimiento de la hiperinflación | Dolarhoy.com
Oro|01 de marzo de 2022

La caída definitiva del Patrón Oro fue el nacimiento de la hiperinflación

Continuamos con esta serie de artículos donde desglosamos el libro "¿Qué hizo el Gobierno con nuestro dinero?", explicando fase por fase la historia monetaria de occidente.

Por Simón Salas Seeber

 

La semana pasada comentamos el comienzo de la caída del Patrón Oro, allá en los tiempos de la primera guerra mundial, cuando los países comenzaron a emitir dinero fiduciario sin otro respaldo que la confianza de la gente, llevando a procesos hiperinflacionarios en toda Europa.

 

Siguiendo con la línea argumentativa de Murray Rothbard, autor en el que está inspirado esta serie de artículos, la incógnita es porqué no se volvió al Patrón Oro clásico luego de la guerra, viendo el desastre monetario en el que se encontraba el mundo. De hecho, Rothbard cree que lo sensato hubiera sido "reconocer el hecho de la depreciación de la libra, el franco, el marco, etc., y volver al patrón oro a una tasa redefinida: una tasa que reconociera la oferta de dinero y los niveles de precios existentes".

 

Esta "Fase III" en la historia monetaria de occidente busca comprender qué sucedió en Europa en vez de la vuelta al Patrón Oro clásico. El autor relata el ejemplo de Gran Bretaña, país protagonista en el escenario monetario: "La libra esterlina, por ejemplo, se había definido tradicionalmente con un peso que la hacía equivalente a 4,86 dólares. Pero al final de la Primera Guerra Mundial, la inflación en Gran Bretaña había reducido la libra a aproximadamente 3,50 dólares en el mercado libre de divisas".

 

Considerando esta depreciación de la moneda, Rothbard cree que lo más lógico hubiera sido que Gran Bretaña volviera al oro en 3,50 dólares y que los demás países inflados hicieran lo mismo, reestableciendo así la "Fase I" (Patrón Oro clásico). En cambio, explica Murray que "los británicos tomaron la fatídica decisión de volver al oro a la antigua paridad de 4,86 dólares. Lo hicieron por razones de "prestigio" nacional británico, y en un vano intento de restablecer a Londres como el centro financiero de "dinero duro" del mundo".

 

 

"De hecho, los británicos deseaban seguir inflando el dinero y los precios. Como resultado de la combinación de la inflación con la vuelta a una paridad sobrevalorada, las exportaciones británicas se vieron deprimidas durante toda la década de 1920 y el desempleo fue grave durante todo el periodo en que la mayor parte del mundo experimentaba un auge económico".

 

 

El gobierno británico optó por ignorar la inflación y eligió la magia, aunque ésta no podía tener consecuencias agradables, y menos aún para el resto de los países. Rothbard explica el cambio que introdujo el país con aquella decisión: "¿Cómo podrían los británicos tener su torta y comérsela al mismo tiempo? Estableciendo un nuevo orden monetario internacional que coaccionara a otros gobiernos a inflar o a volver al oro a pares sobrevalorados para sus propias monedas, paralizando así sus propias exportaciones y subvencionando las importaciones de Gran Bretaña. Esto es precisamente lo que hizo Gran Bretaña, al liderar, en la Conferencia de Génova de 1922, la creación de un nuevo orden monetario internacional, el patrón oro-cambio".

 

Entonces, en 1926 Gran Bretaña y los demás países europeos volvieron a un "pseudo Patrón Oro", donde las libras esterlinas y otras monedas no se pagaban en monedas de oro, sino sólo en lingotes grandes, aceptados solo para las transacciones internacionales, lo que impedía a los ciudadanos los países europeos usar el oro en su vida cotidiana, "permitiendo así un mayor grado de inflación del papel y de los bancos" destaca Rothbard.

 

 

"Pero además, Gran Bretaña canjeaba las libras no sólo en oro, sino también en dólares; mientras que los demás países no canjeaban sus monedas en oro, sino en libras. Y la mayoría de estos países fueron inducidos por Gran Bretaña a volver al oro a paridades sobrevaloradas. El resultado fue una pirámide de los EE.UU. sobre el oro, de las libras británicas sobre los dólares, y de otras monedas europeas sobre las libras - el "patrón oro-cambio", con el dólar y la libra como las dos 'monedas clave'".

 

 

¿En qué desembocó esta situación? Según el autor, el mecanismo del patrón oro no funcionó para contener la inflación británica porque en lugar de que otros países canjearan sus libras por oro, se quedaban con las libras y las inflaban. Es decir, era una bola acumulada de inflación de una moneda sobre otra, lo que permitía a los europeos inflar sin control, "con déficits británicos que podían acumularse sin que la disciplina de mercado del patrón oro lo impidiera" resalta. 

 

El error británico fue el comienzo de la gesta de la Gran Depresión del 29, argumenta Rothbard. En el fondo, el pseudo patrón de cambio del oro no puede durar; al final hay que pagar y la reacción no puede ser sino desastrosa, después del prolongado auge inflacionista: "A medida que los saldos en libras esterlinas se acumulaban en Francia, Estados Unidos y otros países, la más mínima pérdida de confianza en la estructura inflacionista, cada vez más inestable y construida a base de jeringuillas, estaba destinada a provocar un colapso general" dispara el autor.

 

 

"En efecto, eso ocurrió en 1931: la quiebra de los bancos inflados en toda Europa, y el intento de la Francia del "dinero duro" de canjear sus saldos en libras esterlinas por oro, llevó a Gran Bretaña a abandonar por completo el patrón oro. A Gran Bretaña le siguieron pronto los demás países de Europa".