Salven al Dólar: Nixon, el acuerdo Smithsoniano y la política monetaria fallida
Continuamos con esta serie de artículos donde desglosamos la historia monetaria de Occidente para tratar de entender mejor cómo llegamos a donde estamos; todo esto de la mano del clásico autor Murray Rothbard.
La semana pasada vimos cómo se manipuló al mercado del oro para tratar de solventar el sistema propuesto en Bretton Woods, aunque dichas artimañas solo postergaron la inevitable crisis: como resumía Rothbard, "la inflación y los déficits estadounidenses continuaron, los eurodólares se acumularon rápidamente, el oro siguió fluyendo hacia el exterior, y el mayor precio del oro en el mercado libre simplemente reveló la acelerada pérdida de confianza mundial en el dólar".
En el artículo de hoy, veremos qué hicieron los gobiernos luego de esta caída de Bretton Woods, en lo que son la séptima y octava fase de esta recapitulación monetaria escrita por el liberal Murray Rothbard.
Fase VII: El fin de Bretton Woods: La fluctuación de las monedas "fíat" (agosto-diciembre de 1971)
El 15 de agosto de 1971, relata el autor, el presidente estadounidense Richard Nixon puso fin al sistema de Bretton Woods de la posguerra, fecha que se conoce como el "fin oficial" del Patrón Oro, aunque, como vimos a lo largo de estos artículos, el fin ya estaba condenado desde hace tiempo.
Rothbard explica el hecho concreto:
"Cuando los bancos centrales europeos amenazaron por fin con canjear gran parte de sus abultadas existencias de dólares por oro, el presidente Nixon abandonó totalmente el oro. Por primera vez en la historia de Estados Unidos, el dólar era totalmente fiat (del latín "hágase", lo que refiere a que su valor está respaldado solo por un mandato gubernamental), sin respaldo en oro. Incluso el tenue vínculo con el oro que se mantenía desde 1933 se rompía ahora".
Con la oficialización del abandono del oro, el mundo se sumergió en algo análogo al sistema fiduciario de los años treinta, donde regían los tipos de cambio flotantes, con la diferencia de que ahora ni siquiera el dólar estaba vinculado al oro.
Ahora los gobiernos temblaban ante "el temible espectro de los bloques monetarios, las devaluaciones en competencia, la guerra económica y la ruptura del comercio y la inversión internacionales" por lo que, en un intento de restablecer un orden monetario internacional sin vínculo con el oro, "Estados Unidos llevó al mundo al Acuerdo Smithsoniano el 18 de diciembre de 1971".
Fase VIII: El Acuerdo Smithsoniano (diciembre de 1971-febrero de 1973)
El Acuerdo Smithsoniano, aclamado por el presidente Nixon como el "mayor acuerdo monetario de la historia del mundo", era, según el autor, "aún más inestable y poco sólido que el patrón de cambio del oro de los años veinte o que Bretton Woods".
En este nuevo acuerdo, empecinadamente los países del mundo se comprometieron a mantener unos tipos de cambio fijos, aunque esta vez sin oro ni reserva mundial que respaldara la moneda, ampliando el margen de fluctuación para las distintas monedas: "muchas monedas europeas se fijaron a paridades infravaloradas en relación con el dólar; la única concesión de Estados Unidos fue una insignificante devaluación del tipo de cambio oficial del dólar a 38 dólares la onza (...) por fin, se reconocía implícitamente que el precio de 35 dólares no estaba grabado en tablas de piedra" cuenta Murray Rothbard.
Con la ausencia de un medio de cambio internacional, el orden era ya una utopía, y la fijación de cotizaciones no funcionó. El autor cree que "era inevitable que los tipos de cambio fijos estuvieran condenados a una rápida derrota. Esto era especialmente cierto porque la inflación estadounidense del dinero y los precios, el declive del dólar y los déficits de la balanza de pagos continuaban sin control".
Según informa el autor, la gran oferta de eurodólares (USD que los particulares, bancos o empresas poseen en Europa y con el que se negocia en el mercado financiero internacional), combinada con la continua inflación y la eliminación del respaldo en oro, hizo que el precio del oro en el mercado subiera hasta los 215 dólares la onza.
Para finalizar, el autor relata el inexorable final y reflexiona: "como la sobrevaloración del dólar y la infravaloración del dinero duro europeo y japonés se hicieron cada vez más evidentes, el dólar finalmente se rompió en los mercados mundiales en los meses de pánico de febrero-marzo de 1973. En poco más de un año, el sistema Smithsoniano de tipos de cambio fijos sin oro se había estrellado contra las rocas de la realidad económica".
En el próximo (y último) artículo, veremos cómo quedó configurado el "orden" monetario mundial, el cual sigue vigente hasta nuestros días.