El cierre del gobierno de EE:UU entra en su sexta semana y ya roza un récord histórico

El enfrentamiento entre demócratas y republicanos mantiene paralizado a Washington. Trump se niega a negociar hasta que se reabra el gobierno, mientras millones de estadounidenses podrían quedarse sin ayuda alimentaria y subsidios médicos.

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 0 horas

El cierre del gobierno estadounidense está a punto de convertirse en el más largo de la historia moderna. Ya pasaron 34 días sin acuerdo entre demócratas y republicanos, y la parálisis amenaza con extenderse aún más. Millones de personas podrían quedarse sin asistencia alimentaria ni subsidios médicos, mientras el Capitolio sigue trabado por diferencias políticas que parecen insalvables.

 

El presidente Donald Trump volvió a dejar clara su postura en una entrevista con CBS: “No seré extorsionado”, dijo, en referencia a la exigencia de los demócratas de negociar la extensión de los subsidios de la Ley de Cuidado de Salud Asequible, que expiran a fin de año. “Sólo negociaré cuando el gobierno reabra”, insistió.

 

Con esa declaración, el mandatario dejó entrever que el cierre podría prolongarse todavía más. Mientras tanto, los trabajadores federales, incluidos los controladores aéreos, están a punto de perder otro cheque de pago, y unos 42 millones de estadounidenses corren el riesgo de quedarse sin ayuda alimentaria. Los demócratas del Senado, por su parte, han votado 13 veces en contra de reabrir el gobierno, reclamando primero un compromiso real por parte de la Casa Blanca.

 

Trump acusa a la oposición de haber “perdido el rumbo” y asegura que, tarde o temprano, “tendrán que ceder”. También volvió a pedir que los republicanos eliminen el filibusterismo —la regla del Senado que exige 60 votos para avanzar en una ley—, algo que su propio partido ha rechazado en repetidas ocasiones por considerar que protege el equilibrio institucional. “Los republicanos tienen que ser más duros. Si eliminamos el filibusterismo, podemos hacer exactamente lo que queremos”, disparó el presidente.

El récord previo de cierre más largo también ocurrió durante su gestión, en 2019, cuando exigió fondos para construir el muro en la frontera con México. Ahora, la historia parece repetirse: un Congreso dividido, un presidente decidido a no ceder y millones de estadounidenses en el medio, esperando una solución.

 

En el Senado, el líder de la mayoría, John Thune, enfrenta la presión de sus propios correligionarios, que buscan mantener la unidad mientras crece el impacto económico y social del cierre. “Necesitamos cinco demócratas con la valentía de poner al pueblo por encima de la política”, pidió Thune antes del receso del fin de semana, confiando en que los moderados puedan acercar posiciones.

 

A medida que avanza noviembre, el clima político en Washington se vuelve cada vez más tenso. Con los servicios públicos paralizados, la atención médica en riesgo y una creciente frustración social, esta podría ser una semana decisiva para destrabar una crisis que ya pone a prueba la paciencia —y los bolsillos— de millones de estadounidenses.

 

Si el cierre se extiende unos días más, quedará oficialmente marcado como el más largo en la historia de Estados Unidos. Y, aunque nadie lo dice en voz alta, en los pasillos del Congreso ya se habla de un posible desgaste político que podría influir en las elecciones del próximo año.

 

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