La inflación en EE:UU cayó al 2,7% interanual en noviembre
El índice de precios mostró una desaceleración en noviembre y marcó el nivel más bajo en varios meses, aunque el freno de la actividad industrial sigue encendiendo luces amarillas.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
La inflación en Estados Unidos dio una señal alentadora en noviembre. Después de varios meses de presión constante sobre el costo de vida, los precios comenzaron a moderarse y llevaron algo de alivio a los consumidores, que vienen golpeados por el encarecimiento sostenido de bienes y servicios.
Según los datos difundidos por la Oficina de Estadísticas Laborales, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se ubicó en el 2,7% interanual, por debajo del 3% registrado en septiembre. Es el registro más bajo desde julio y confirma una tendencia de desaceleración, aunque todavía lejos de niveles considerados cómodos.
El dato de octubre no pudo calcularse debido al cierre parcial del Gobierno federal, que complicó el procesamiento de estadísticas económicas. Por eso, la comparación se concentró en el período septiembre-noviembre, donde los precios subieron un 0,2% en total, lo que equivale a un promedio mensual cercano al 0,1%. En septiembre, en cambio, el aumento había sido del 0,3%.
También hubo señales positivas en la llamada inflación núcleo, uno de los indicadores más seguidos por la Reserva Federal. Al excluir alimentos y energía —rubros muy volátiles—, el IPC básico subió un 0,2% en el período analizado, con un promedio mensual del 0,1%. Eso permitió que la tasa interanual bajara con fuerza, del 3% al 2,6%.
Más allá del alivio inflacionario, el panorama económico no es del todo homogéneo. El sector manufacturero continúa perdiendo puestos de trabajo y ya acumula siete meses consecutivos de caída del empleo hasta noviembre, un dato que contrasta con las promesas de recuperación industrial realizadas en el plano político.
De cara a los próximos meses, el foco estará puesto en cómo interpreta la Reserva Federal estos números. Una inflación más baja podría abrir la puerta a un cambio en la política monetaria, aunque la debilidad del empleo industrial y la evolución del consumo siguen siendo variables clave para medir la solidez real de la economía estadounidense.
