Vuelve a aumentar la nafta: YPF subió un 2,5% sus precios en todo el país
Desde la medianoche del domingo, la petrolera estatal aplicó un nuevo aumento en sus combustibles. La suba, que llega menos de tres semanas después del último ajuste, responde a su política de “precios dinámicos”.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
Los automovilistas se encontraron este domingo con una sorpresa poco feliz: YPF volvió a ajustar los precios de la nafta y el gasoil. Esta vez, la suba fue del 2,5% promedio en todo el país y se aplicó desde las 00:00 del mismo día. Así lo anunció la empresa a través de un comunicado oficial que difundió el sábado a la noche.
Según la petrolera, el aumento responde al monitoreo constante que hacen de los costos de producción, especialmente del precio del crudo. Además, con su flamante “Centro de Monitoreo en Tiempo Real”, aseguran que ahora pueden tomar decisiones comerciales al instante, y que eso se va a traducir en más ajustes chiquitos y frecuentes, dependiendo la hora, el lugar y la demanda. Todo un GPS del precio.
Desde la empresa, argumentan que estos ajustes permiten “acomodar los precios a las condiciones del mercado” y evitar aumentos más bruscos. Pero lo cierto es que, mes a mes, cargar el tanque se vuelve un esfuerzo mayor, sobre todo para quienes usan el auto para trabajar o viajar largas distancias. No obstante la empresa siempre se las ingenia para justificar los aumentos.
El impacto del nuevo aumento varía según la región, ya que YPF empezó a aplicar una lógica de segmentación horaria y geográfica. Es decir, los precios pueden diferir según la ciudad, la estación y hasta el momento del día. Para muchos, esto complica aún más la planificación diaria y deja al usuario siempre haciendo cuentas.
Con la inflación que (por más que baje) no da tregua y los precios del crudo bailando al ritmo del mercado global, todo indica que este esquema llegó para quedarse. La pregunta que se hacen los consumidores es: ¿Cuándo frenan las subas? Por ahora, parece que habrá que acostumbrarse a los “microajustes”. Y a mirar el cartel de precios con más atención que nunca.