Repercusión de una depreciación de nuestra moneda
Por Ricardo Carretero
Asesor Financiero
Para entender qué es una depreciación de la moneda, tenemos que definir un concepto fundamental, el tipo de cambio.
El tipo de cambio determina el precio de una moneda extranjera medido en la moneda local, es decir, la tasa a la cual se intercambian ambas monedas. Lo más común, es medir el tipo de cambio con el dólar americano, dado que este se considera moneda de intercambio internacional. Así, un tipo de cambio más alto (depreciación), implica que habrá que pagar más pesos para conseguir un dólar. Por ejemplo, una depreciación sería que 1 dólar a $100, pase a valer $150. Esto implica una depreciación del 50%.
Como seguramente ya se habrán dado cuenta, hablamos de depreciación y no devaluación. El motivo es que, técnicamente, una devaluación sucede cuando existe un tipo de cambio fijo, por ejemplo el 1 a 1 en Argentina en los 90, y se rompe dicha relación, para pasar por ejemplo a un valor de 3 a 1. Igualmente en el “día a día”, se utilizan ambos términos cómo sinónimo.
Analizaremos cómo una política económica que genere una depreciación en el tipo de cambio afecta al nivel de Inflación.
Argentina es un país, en algunos aspectos, bimonetario, debido a que hay muchos precios que se expresan en dólares o están fuertemente relacionados con el mismo.
El problema con Argentina es que tiene un pass through muy elevado, entonces ante una depreciación en el tipo de cambio los precios suben de forma muy vertiginosa. La mayoría de los países de la región han sufrido de este efecto en décadas pasadas pero lo han podido solucionar, y nosotros no.
Uno de los motivos por los cuales tenemos un pass through tan elevado es porque poseemos una industria poco diversificada que importa gran parte de sus insumos, con lo cual ante una depreciación, traslada al precio de los bienes finales el aumento de sus costos.
El problema es que, históricamente, las devaluaciones han provocado aumentos pronunciados de la inflación. Entonces los agentes económicos suben de precios, sabiendo que los demás también lo harán, porque así ha ocurrido en el pasado.
Obviamente lo que ocurre es una profecía autocumplida, que resulta en un aumento de precios generalizado.
También existe un mecanismo indirecto, relacionado con uno de los rubros que Argentina más exporta: alimentos. La depreciación de la moneda implica un mayor incentivo a exportar y de esta forma obtener una mayor rentabilidad. De esta forma, los productores requieren de un precio mayor en pesos para vender sus productos en el país y no en el extranjero. El problema es que dichas exportaciones (aceites, granos, harinas, carnes, etc.), forman parte de la dieta básica de los argentinos.
El traslado a precios de una depreciación suele ser un proceso y no un salto único, con lo cual se suele sentir durante varios meses luego de la misma.
En conclusión, toda depreciación implica un traslado a los precios, es decir mayor inflación. El problema es cuando la escalada inflacionaria, resulta de una magnitud tan grande, que la suba del dólar no sirve para devolverle competitividad a la economía.