El Tesoro enfrenta una prueba: apuesta a renovar $11,4 billones y medir el pulso del mercado
Con el dólar buscando estabilidad y el clima financiero todavía festejando el resultado electoral, el Gobierno encara una licitación clave para calibrar la confianza de los inversores y definir el rumbo de las tasas en pesos.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
Mientras los mercados siguen reacomodándose después del triunfo del oficialismo, el Tesoro se juega este miércoles una parada brava: la última licitación de deuda de octubre. No es un trámite menor. Se trata de renovar vencimientos que rondan los $11,4 billones, además de tantear cuánto apetito queda por los instrumentos en pesos y cómo se posicionan los inversores frente a los títulos con cobertura cambiaria, en un contexto donde el dólar aún busca su nueva referencia.
El encargado de mostrar las cartas fue Pablo Quirno, flamante canciller económico. El menú trae dos nuevas letras atadas al dólar —una que vence el 28 de noviembre y otra el 30 de enero de 2026— y cinco bonos a tasa fija, con vencimientos que se extienden desde fin de noviembre hasta abril de 2027. La estrategia marca un viraje respecto a los meses previos: con las elecciones ya superadas y un horizonte político más despejado, el Tesoro busca alargar los plazos de deuda en pesos para aliviar la carga de corto plazo.
“Con el riesgo electoral disipado, el Gobierno vuelve a ofrecer Boncaps más largos, apostando a reconstruir una curva de deuda más ordenada”, explicaron desde Max Capital, sintetizando el nuevo enfoque de la Secretaría de Finanzas.
Estos movimientos lograron bajar la presión y reducir los compromisos a $11,4 billones. En la licitación anterior, para evitar convalidar tasas demasiado altas, el Tesoro solo tomó el 45% de lo ofertado, liberando más de $2 billones al mercado justo antes de los comicios.
Ahora, la expectativa de la City es que repita esa cautela. “Será una prueba importante para ver cuánta demanda de pesos hay después de las elecciones. Probablemente el Tesoro busque mantener la liquidez y no tensionar las tasas”, evaluaron desde Cohen.
De fondo, el desafío es doble: reconstruir la confianza de los inversores en los activos en pesos y, al mismo tiempo, evitar que la calma post electoral se transforme en una nueva pulseada cambiaria. Por eso, el comportamiento de esta licitación servirá como termómetro de la relación entre el mercado y el nuevo equipo económico.
Si el resultado es bueno y logra renovar sin pagar demasiado, el Gobierno podría ganar aire y sostener la estabilidad en el corto plazo. Pero si la demanda flaquea o las tasas vuelven a dispararse, no se descartan nuevas intervenciones del Central o ajustes en la política monetaria. En definitiva, el equilibrio entre el dólar, la deuda y la tasa sigue siendo el campo de batalla donde se juega la próxima etapa de la economía argentina.
