El Gobierno desregula el mercado del gas envasado y se enfoca sólo en la seguridad

Con un nuevo decreto, el Ejecutivo nacional soltó el control sobre los precios y la distribución del gas licuado. La oferta, la demanda y los valores quedarán en manos del mercado.

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 8 horas

El Gobierno nacional metió un cambio fuerte en cómo se maneja el gas envasado. A través del Decreto 446/2025, publicado este jueves, decidió dar un paso al costado en cuanto a la regulación del mercado del gas licuado de petróleo (GLP). Desde ahora, la Secretaría de Energía ya no pondrá la lupa en los precios ni en cómo se reparte, sino que sólo se encargará de controlar que todo sea seguro para la gente.

 

La idea de fondo es dejar que el mercado se autorregule. Según explicaron, el sistema anterior era demasiado pesado, con demasiadas trabas y controles que no sólo duplicaban tareas, sino que también generaban costos extra. Esos sobrecostos, claro, se terminaban colando en el precio que paga el consumidor. Ahora, la jugada es liberar el mercado con la esperanza de que eso ayude a mejorar el servicio, aumentar la producción y bajar los precios.

 

Con esta desregulación, se sacó la exigencia de tener que pedir permiso para abrir o ampliar plantas de fraccionamiento. Mientras cumplan con los requisitos legales, las empresas pueden empezar a operar con solo avisar y presentar los papeles. Si en diez días la Secretaría de Energía no dice nada, se da por aprobado.

También se flexibilizó todo lo relacionado con las garrafas: ahora un fraccionador puede usar envases de distintas marcas, incluso acordar con otros para intercambiar garrafas sin tantas vueltas. Además, se armó un “parque común de envases” para que las empresas que no puedan recuperar sus garrafas igual puedan seguir funcionando.

 

Por último, se abrió la puerta a la importación libre de GLP sin tener que pedir permiso, siempre que se cumpla con la normativa vigente. Y si sobra gas, se puede exportar mientras no falte en el país.

 

Esto puede generar alivio en ciertas zonas del interior donde conseguir una garrafa suele ser complicado o más caro que en las grandes ciudades. Aunque por otro lado, algunos especialistas advierten que, sin controles de precios, podría haber aumentos si el mercado no responde como se espera.

 

Ahora el desafío es ver cómo reaccionan las empresas y si realmente esta medida ayuda a mejorar la disponibilidad y el precio del gas para las familias que más lo necesitan. Porque más allá de la teoría del libre mercado, en muchos hogares argentinos una garrafa sigue siendo la única forma de cocinar o calefaccionarse.
 

 

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