Uno por uno: Todos los aumentos que se vienen para agosto
Aunque el INDEC marcó solo 1,6% de inflación en junio, se viene otra ola de incrementos en servicios básicos y consumos clave que pegan de lleno en el día a día.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
El octavo mes del año empieza con un nuevo listado de aumentos que golpea directo al bolsillo. Transporte público, luz, gas, agua, prepagas y alquileres volverán a subir desde el 1° de agosto, en un contexto en el que la inflación oficial parece cada vez más lejana a la realidad de los consumidores. El INDEC informó que el índice de junio fue de 1,6%, pero en la calle los precios cuentan otra historia.
Transporte público: boletos que no paran de subir
El subte en la Ciudad pasará de $996 a $1.032, un incremento del 3,6% que responde a la fórmula automática que ajusta por inflación más un 2% adicional. Los colectivos también suben: las líneas que atraviesan CABA costarán $506,29, mientras que en el conurbano los boletos llegarán a $509,19. Por ahora, las líneas nacionales mantienen la tarifa mínima de $451, vigente desde el 16 de julio.
Luz y gas: ajustes pequeños, pero constantes
Las boletas de electricidad en el AMBA tendrán un aumento promedio de 2%, mientras que el gas natural subirá entre 2,6% y 2,8%, según la categoría y la zona. Aunque los porcentajes parecen bajos, se suman a una larga lista de incrementos que mes a mes erosionan el ingreso familiar.
Agua: AySA también se actualiza
El servicio de agua ajusta mediante el coeficiente K, y en agosto aplicará un 1% de aumento respecto a julio.
Prepagas: la salud se encarece otra vez
Las principales medicinas prepagas informaron subas de entre 1,3% y 1,95%. Swiss Medical aplicará entre 1,3% y 1,9%, OSDE 1,93%, Galeno 1,95% y Hospital Italiano y Sancor 1,6%.
Alquileres: el golpe más fuerte
Para los contratos firmados bajo la vieja ley, la actualización anual será de 121,6% según el Índice para Contratos de Locación (ICL) del BCRA. Así, un alquiler de $100.000 saltará a $221.600. Los acuerdos regidos por la nueva ley, con actualizaciones semestrales, subirán aproximadamente 73%.
Aunque el INDEC marcó solo 1,6% en junio, la realidad muestra que los aumentos en servicios básicos, transporte y alimentos se sienten mucho más altos. Salvo por el aumento de AySA que es del 1% todos los demás son por encima de la inflación. La brecha entre los datos oficiales y la percepción de la gente erosiona la confianza en las estadísticas y complica la planificación de los hogares.
Este escenario no es nuevo en Argentina. Ya pasó en otras épocas: cuando la inflación medida por el Gobierno no coincide con lo que ocurre en góndolas y tarifas, la gente busca refugio en el dólar o directamente deja de ahorrar. Esto genera una espiral de desconfianza que a la larga termina impactando en los precios.
A eso se suma que los salarios vienen corriendo de atrás. Con paritarias cerradas en su mayoría por debajo de los aumentos reales, el poder adquisitivo se deteriora. Si agosto viene cargado de subas, es probable que el consumo vuelva a caer. La experiencia histórica muestra que la combinación de ajustes tarifarios y salarios rezagados termina frenando la economía, aunque la inflación oficial siga mostrando números “controlados”.
El panorama para los próximos meses es complejo: la inflación medida puede seguir baja, pero la percepción de aumento seguirá alta. Y en economía argentina, lo que la gente cree que va a pasar suele ser tan importante como lo que efectivamente pasa. Si el consumo se retrae y los hogares empiezan a priorizar el ahorro por miedo a lo que viene, el riesgo de recesión se hace más fuerte, algo que ya vivimos en ciclos anteriores.
Por tal motivo, agosto llega con más subas y menos poder de compra. Y esa brecha, tarde o temprano, termina jugando en contra de la estabilidad.