El Gobierno busca renovar $3,9 billones en medio de la tensión financiera
Con pocos pesos en la plaza y tasas por las nubes, el Tesoro enfrenta una licitación clave. El respaldo de Trump, atado al resultado electoral, agrega más presión al panorama económico.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
El Gobierno nacional enfrenta este miércoles una prueba importante: deberá renovar $3,9 billones en deuda en medio de un clima financiero complicado, con escasez de pesos y tasas altísimas. La licitación llega justo después de la reunión entre Javier Milei y Donald Trump, en la que el presidente estadounidense condicionó su apoyo financiero a una victoria del oficialismo en las elecciones de medio término.
La Secretaría de Finanzas, a cargo de Pablo Quirno, ofrecerá bonos y letras del Tesoro tanto en pesos como en dólares. El objetivo principal es cubrir los vencimientos de deuda y evitar tensiones adicionales en el mercado. Entre los instrumentos se destacan dos Lecap a tasa fija nominal, que vencen en noviembre de 2025, y un bono capitalizable en pesos con vencimiento en enero de 2026.
También se licitarán títulos en dólares vinculados al tipo de cambio oficial: una Letra dólar cero cupón con vencimiento en noviembre de 2025 y otra con fecha enero de 2026. Estos papeles buscan atraer a los inversores más cautelosos, que prefieren cobertura cambiaria frente a la incertidumbre.
La operación ocurre en un contexto de alta demanda de divisas y falta de liquidez, donde las tasas cortas se dispararon en las últimas jornadas. Ayer, la caución cerró en 130%, mientras que la tasa simultánea terminó el día en 75%, con picos que superaron el 80%. El Banco Central se mantuvo al margen, sin intervenir oficialmente, lo que sumó más volatilidad al mercado.
Desde la consultora Delphos, advirtieron que “la dinámica monetaria de los últimos días muestra una liquidez muy ajustada”. Según explicaron, con la eliminación de los pasivos remunerados del BCRA en las operaciones de ByMA, se perdió un canal clave de absorción de pesos, lo que “agravó la falta de circulante y empujó las tasas de corto plazo a niveles récord”.
La licitación de hoy es una especie de termómetro para medir la confianza del mercado en el Gobierno. Si logra renovar la totalidad del monto —o incluso superarlo—, será una señal de respaldo en medio de la tensión financiera. Pero si queda corta, podría encender alarmas y presionar todavía más al dólar y las tasas.
La reunión con Trump dejó un mensaje político fuerte, pero también una condición clara: el apoyo económico de Washington dependerá del resultado electoral. Ese guiño, lejos de calmar las aguas, generó ruido entre los operadores, que interpretan que la asistencia externa aún no está asegurada.
De fondo, el Gobierno enfrenta el mismo dilema de los últimos meses: cómo mantener la estabilidad sin liquidez y sin margen para emitir. Por eso, el resultado de esta licitación no solo será una cuestión de números, sino también un test de credibilidad en un momento donde el mercado ya no da mucho crédito a las promesas, sino a los hechos.