Economía renovó el 115% de la deuda y superó la prueba del mercado

El Tesoro consiguió un rollover del 115% en la última licitación. La clave: convalidó intereses que treparon hasta el 75% anual.

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 5 horas

El Ministerio de Economía cerró la jornada con aire en los pulmones: logró renovar la totalidad de los vencimientos de deuda gracias a una licitación que adjudicó $7,667 billones, frente a ofertas por $8,306 billones. Con ese resultado, alcanzó un rollover del 114,66%, según detalló el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, en su cuenta de X.

 

El contraste con la última licitación es evidente: hace dos semanas, el Gobierno apenas había conseguido un 61,07% de renovación, incluso pagando tasas del 69,2%. Ese traspié obligó al Banco Central a mover fichas: primero subió en 5 puntos los encajes bancarios, llevándolos de 45% a 50%, y esta semana volvió a endurecer la jugada con otro incremento de 3,5 puntos. El resultado fue una absorción de pesos y una suba general de tasas, que se reflejó en la licitación de hoy.

 

El grueso de las adjudicaciones se concentró en los títulos ajustados por TAMAR (hoy en 64,125%). Allí se colocaron $3,338 billones con vencimiento en enero de 2026 a TAMAR +1,64% y $1,280 billones a febrero de 2026 a TAMAR +1,50%. También se sumaron Lecap: $1,599 billones con vencimiento a septiembre de este año a 75,66% de tasa, $0,904 billones a enero 2026 al 51,58% y $0,546 billones a febrero 2026 al 59,18%.

Las opciones en bonos atados al dólar quedaron vacías: no hubo interesados. Esto confirma la preferencia del mercado por instrumentos en pesos con tasas altísimas, que hoy superan con holgura la inflación proyectada para el 2025. La consultora PPI señaló que la estrategia del BCRA de reforzar los encajes remunerados antes de la subasta “dio sus frutos”.

 

El resultado de la licitación le da un respiro al Gobierno en su necesidad de financiarse en pesos y evitar sobresaltos en el mercado cambiario. Sin embargo, el costo fue alto: pagar tasas del 75% anual implica un peso creciente sobre la deuda futura y una señal de que los inversores solo prestan con retornos extraordinarios.

 

Para el mercado, la señal es doble: por un lado, se confirma que aún hay liquidez dispuesta a quedarse en pesos; por el otro, la dependencia de tasas exorbitantes marca la fragilidad del esquema. Si la inflación no se desacelera al ritmo que proyecta el Ejecutivo, la carga de intereses puede transformarse en un problema mayor hacia 2026.

 

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