El plan oficial para el dólar: sostener la banda hasta octubre y recalibrar después
Con el aval del FMI, el Gobierno salió a intervenir fuerte en el mercado cambiario. En la city hablan de un “volantazo” y miran con lupa los resultados que se vienen el domingo en la Provincia.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
Los banqueros de la City porteña se preguntaban entre ellos como vendría la mano estos días apenas se confirmó que el equipo de Luis Caputo estaba vendiendo reservas para ponerle un freno a la presión cambiaria. No fue sorpresa total, porque en ya sospechaban que algo de intervención ya había, pero esta vez se blanqueó: “Sí, estamos aportando liquidez”, dijeron en Economía.
En números, los operadores calculan que solo en la jornada se fueron arriba de 100 millones de dólares, una de las municiones más pesadas de las últimas semanas. Desde mediados de agosto, las estimaciones privadas marcan ventas acumuladas por más de 350 millones. El guiño del FMI fue clave: el organismo dio el visto bueno para que se use parte del colchón de reservas en esta pulseada previa a las elecciones bonaerenses.
El objetivo es claro: evitar que la cotización oficial y el contado con liqui salten por encima de los $1.400 justo en la semana más caliente de la campaña. Por eso, el Tesoro salió a anunciar que participará del mercado “para contribuir a su liquidez y normal funcionamiento”. Dicho en criollo: que no se desmadre nada hasta que pasen las urnas.
En los bancos y sociedades de Bolsa leen la jugada como pragmatismo puro: “Blanquearon algo que ya venían haciendo. Con eso quizás buscan que el mercado se calme solo y al final tengan que vender menos”, explican. Pero la duda es cuánto margen queda. Las exportaciones del agro aflojaron, la demanda de cobertura crece y los privados ya compraron casi 15.000 millones de dólares en los últimos meses. El fenómeno de dolarización de carteras, advierten los economistas, puede seguir hasta fin de año y duplicarse.
En la city algunos ven la mano directa de Javier Milei detrás de este cambio de estrategia. Recuerdan que en julio se había eliminado el sistema de LEFI, se endurecieron encajes y se trabó más la compra de dólares al sector financiero. Ahora, en cambio, se decidió usar reservas para marcarle la cancha al mercado. Para los analistas, es una señal de que lo dogmático quedó a un costado y que la prioridad es que el dólar no meta miedo en la recta final electoral.
¿Qué viene después? El consenso es que, gane quien gane, el esquema actual tiene fecha de vencimiento. Hasta octubre se sostendrá la dureza monetaria con tasas altas y dólar contenido. Después, se espera una recalibración: dejar correr un poco más el tipo de cambio, acumular reservas y empezar a bajar tasas. Para algunos bancos que ya se cubrieron con futuros, ese movimiento hasta podría traerles ganancias.
Los resultados en la Provincia de Buenos Aires se volvieron una especie de termómetro para la estabilidad financiera. Si el oficialismo logra perder por poco, sería una buena noticia para los mercados. Si la diferencia es más grande, la presión cambiaria podría redoblarse.