Economía apuntó contra el ICBC por la suba del dólar y se recalienta la pulseada con China
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, acusó al banco chino de mover fuerte el mercado con compras masivas. La tensión suma un capítulo más a la relación con Pekín y se mezcla con las exigencias de Estados Unidos.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
El secretario de Finanzas, Pablo Quirno, salió a señalar directamente al ICBC, el único banco chino que opera en el país, como responsable de la última corrida del dólar.
Según explicó, el lunes pasado la entidad asiática compró treinta millones de dólares en apenas dos horas, lo que habría disparado la cotización en unos cuarenta pesos. El dato choca de frente con declaraciones previas del propio gobierno y deja expuesta la presión que la Casa Rosada enfrenta desde afuera.
En paralelo, Washington sigue marcando la cancha: empuja a la Argentina a cortar lazos con China en materia comercial y tecnológica. Una muestra clara de ese alineamiento fue la decisión de reemplazar el software chino que se usaba en Aduanas por proveedores de origen estadounidense.
El conflicto financiero se traslada también a la obra pública. Las represas de Santa Cruz, que llevan años de idas y vueltas, están otra vez congeladas. El avance depende de la firma de la Adenda XII, un compromiso asumido con Pekín que también se relaciona con la renovación del swap de monedas con el Banco Central y con la negociación del nuevo préstamo con el FMI.
En la City, muchos operadores creen que el Tesoro estaría soltando dólares baratos a jugadores locales cercanos al poder, lo que genera ruido entre los inversores internacionales. Con un mercado que desconfía y mira cada movimiento con lupa, la sensación gana terreno.
A este combo se suma el factor político interno: Milei necesita mostrar orden en lo económico justo cuando se discuten reformas clave en el Congreso. Cualquier ruido en el dólar pega de lleno en la calle, y con la inflación todavía alta, el margen de error es mínimo.
Los próximos meses estarán marcados por esa pulseada geopolítica y financiera. La gran incógnita es si la Casa Rosada logra equilibrar sus compromisos con Washington y Pekín sin dinamitar la estabilidad local. Mientras tanto, el dólar volvió a ser la vedette de la escena y la confianza en el rumbo económico sigue en juego.