Hablar inglés ya no es un plus: es el nuevo mínimo

Durante años, el inglés fue visto en el mundo empresarial como una “habilidad deseable”, útil pero no indispensable. Esa percepción cambió de forma abrupta tras la pandemia. 

Por Gonzalo Andrés Castillo

Redactor especialista en finanzas y mercado de capitales

Hace 12 horas

En un mundo donde los negocios se cierran en videollamadas y las oportunidades cruzan fronteras sin despegar los pies del suelo, dominar el inglés profesional se volvió una ventaja competitiva irrenunciable.

 

Delfina Gallo, fundadora de una escuela especializada en inglés ejecutivo, explica por qué el idioma es hoy una herramienta estratégica para empresarios, líderes y emprendedores argentinos.

 

Durante años, el inglés fue visto en el mundo empresarial como una “habilidad deseable”, útil pero no indispensable. Esa percepción cambió de forma abrupta tras la pandemia. La digitalización masiva, el trabajo remoto global y la hiperconectividad empujaron a ejecutivos y emprendedores a enfrentarse con un nuevo estándar: comunicarse, negociar y liderar en inglés ya no es opcional. Es la nueva norma.

 

Delfina Gallo conoce esa transformación desde adentro. Fundadora de una escuela enfocada en inglés profesional, trabaja con empresarios, ejecutivos y emprendedores de alto rendimiento. Su experiencia le permite identificar con claridad los desafíos idiomáticos que enfrentan los profesionales argentinos en contextos internacionales, pero también las oportunidades estratégicas que el dominio del idioma puede habilitar.

 

“Ya no se trata de estudiar inglés como meta, sino de usarlo como vehículo para crecer, exportar y escalar”, afirma con convicción. La perspectiva de Gallo es pedagógica pero profundamente pragmática: el idioma es una herramienta de negocios. Y como tal, debe entrenarse en contexto, con foco en resultados concretos.

 

—¿Cómo cambió la demanda de inglés profesional en los últimos años, especialmente postpandemia?

 

—La pandemia aceleró la digitalización y globalizó el trabajo como nunca antes. Muchos ejecutivos comenzaron a tener reuniones en inglés todas las semanas, sin salir de sus casas. Esto generó una conciencia más fuerte sobre la necesidad de hablar con soltura, negociar con confianza y entender no solo el idioma, sino también las dinámicas culturales de otros países.

 

—¿Qué errores comunes cometen los empresarios argentinos al intentar comunicarse en inglés en contextos formales? 

 

—Uno de los errores más comunes es traducir literalmente desde el español, lo que lleva a expresiones forzadas o incluso inapropiadas. Otro es no prepararse adecuadamente para contextos formales como negociaciones, presentaciones o contratos. En inglés, la comunicación empresarial tiene códigos propios, y no conocerlos puede debilitar la imagen profesional.

 

—¿Qué rol juega la cultura del idioma en una negociación internacional?

 

—Es fundamental. No se trata solo de vocabulario, sino de comprender cómo se estructura el discurso, qué se espera en cada instancia, qué tono es el adecuado. Por ejemplo, en culturas anglosajonas se valora la claridad, la precisión y el respeto por los tiempos del otro. Esa sensibilidad cultural es parte de lo que enseñamos en nuestra escuela.

 

—¿Las herramientas de inteligencia artificial están reemplazando al aprendizaje del idioma? 

 

—No, lo complementan, pero no lo reemplazan. Un traductor automático puede ayudarte a entender una idea general, pero no puede reemplazar la interacción humana, la persuasión, el carisma o la negociación en tiempo real. Además, la precisión en terminología técnica o legal aún tiene márgenes de error. La IA es útil, pero no puede ser tu voz en una reunión clave.

 

—¿Qué estrategias pedagógicas utiliza para enseñar inglés a empresarios y profesionales? 

 

—Nuestro enfoque es 100% contextualizado. Trabajamos con casos reales, simulaciones de negociaciones, redacción de correos formales, y presentaciones en inglés. Cada alumno trabaja con el vocabulario y los escenarios que enfrenta en su día a día, porque la eficiencia es clave para profesionales con poco tiempo y muchas responsabilidades.

 

—¿Recomienda el inglés como herramienta también para emprendedores y startups?                                          

 

—Sí, especialmente en el ecosistema emprendedor, donde es clave acceder a inversores, pitch internacionales, incubadoras y conocimiento de frontera. Un buen pitch en inglés puede abrir una ronda de inversión. La mayoría de los fondos operan en ese idioma, y quienes no lo dominan quedan automáticamente fuera del radar.

 

—¿Qué rol debería tener el Estado o las cámaras empresariales en fomentar el aprendizaje de inglés profesional? 

 

—Sería ideal que las cámaras y el Estado incorporen el idioma como parte de los programas de competitividad. Muchas veces se financian capacitaciones técnicas, pero se deja de lado el inglés, cuando en realidad es transversal a cualquier operación internacional. El idioma es una herramienta de acceso a mercados y debería ser parte de cualquier política de desarrollo exportador.

 

—¿Cuál es su principal mensaje para empresarios argentinos que aún dudan en capacitarse en inglés?

 

—Les diría que el inglés no es un fin en sí mismo, es un medio para abrir puertas. Hoy ya no se trata de “si” lo vas a necesitar, sino de cuándo. Cuanto antes lo incorporen como herramienta estratégica, más preparados estarán para crecer, negociar, exportar y liderar en un entorno cada vez más global.

 

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