¿Qué evalúan los Ratings ESG?

Por Lautaro Ravale

Asesor Financiero en Bull Market Securities

Jueves 22 de abril del 2021 a las 1:42 pm

 

Tal como viene ocurriendo a lo largo de la historia de la civilización, la especie humana evoluciona. Con el transcurso de los años se ha demostrado que el ser humano ha atravesado un proceso de hominización y ha desarrollado una serie de habilidades cognitivas. Y, especialmente en este último tiempo, se viene dando una marcada evolución de consciencia en muchos aspectos. Dentro de esta tendencia, como de costumbre, las inversiones no son la excepción. Cada vez con más fuerza, tanto inversores minoristas como bancos y fondos de inversión, han comenzado a aumentar su exposición en empresas que siguen determinados patrones y prácticas relacionadas con el rol que ocupan dentro de la sociedad. Y esto se ha ido dando, no sólo por el propio convencimiento de los actores recientemente mencionados, sino también por la genuina demanda creciente de sus propios clientes, quienes cada vez más exigen a las empresas a quienes les compran productos y servicios con mayor cuidado sobre el medioambiente y la sociedad en general.

 

De este modo, en el mercado internacional se crearon y adoptaron una serie de criterios conocidos como ESG, los cual utilizan organizaciones que elaboran índices y realizan estudios de research, y que representan tres “patas” fundamentales: Environmental o medioambiental (analiza cómo una empresa maneja los recursos naturales y cuida del ambiente), Social (examina cómo administran las relaciones con sus propios empleados, clientes, proveedores y la comunidad donde opera), y Governance o Gobernanza (estudia el cumplimiento de los derechos de los accionistas, cómo ejercen el liderazgo sus gerentes, entre otros controles internos). Estas tres perspectivas funcionan como un conjunto de estándares medidos según las operaciones de una compañía que inversores socialmente conscientes consideran para tomar decisiones de inversión. Algunos de estos inversores, por más retornos que puedan ofrecer las acciones de cierta empresa, deciden no invertir en ellas si su negocio no está mínimamente alineado con los parámetros que acabamos de identificar. 

 

Con el fin de comprender aún mejor qué cuestiones evalúa cada criterio ESG, explicaremos a continuación cada uno de ellos con mayor profundidad. Comenzando por el medioambiental, se analiza principalmente el grado de contaminación que provoca la organización, la gestión de sus desechos, el uso de energía y combustibles fósiles y la preservación de los recursos naturales, pero también qué está haciendo (o dejando de hacer) la compañía para controlar potenciales riesgos. En segundo lugar, el criterio social se concentra no solo en los accionistas (shareholders), sino más bien en los stakeholders, es decir, en todas las partes que tienen intereses en la compañía o a quienes el accionar de esta última pueden afectar. Básicamente analiza las relaciones y valores de la empresa, las condiciones laborales que ofrece a sus empleados, si realiza donaciones, si fomenta la participación en voluntariados, entre otras cuestiones. Por último, en cuanto a la gobernanza, se estudia si la empresa en cuestión utiliza métodos contables transparentes, si otorgan a los accionistas el derecho de votar y, por ejemplo, que no se vea involucrada en prácticas ilegales, tales como realizar contribuciones económicas a partidos políticos con el fin de obtener beneficios propios.

 

No está de más mencionar que se torna algo complicado para las compañías cumplir con todos los objetivos que persiguen las políticas y medidas relacionadas a los criterios ESG. Mientras algunas pueden obtener una valoración positiva en el aspecto medioambiental, pueden simultáneamente tener una calificación más bien negativa en el aspecto relacionado con la gobernanza. Es por este motivo que cada uno como inversor debe hacer una análisis más bien profundo de los distintos ratings que ofrecen las diferentes calificadoras, y así indagar y entender cómo estás últimas han arribado a dicha conclusión para así tomar decisiones con información completa y precisa.
 
A modo de conclusión, mencionaremos algunos puntos a favor y en contra de estos tipos de ratings o calificaciones. Por un lado, dado que no son tantas las empresas con un rating ESG positivo, la cantidad de acciones en las que un inversor puede colocar su capital es sustancialmente menor. Esto puede significar una limitación a la hora de analizar el retorno esperado de una cartera, ya que puede ocurrir que acciones de empresas con baja calificación ESG ofrezcan rendimientos más que atractivos, y uno como inversor no poder (o más bien no querer) por una cuestión de valores y principios. Sin embargo, es también cierto que, de acrecentarse la tendencia hacia inversiones socialmente responsables, existiría cierta probabilidad de que un considerable flujo de capital migre hacia este tipo de activos, generando así mayor demanda sobre los mismos y pudiendo resultar en un aumento en su cotización. Además, más allá de la ética personal o institucional de cada participante del mercado y del riesgo que cada uno esté dispuesto a asumir, es posible encontrar en este tipo de inversiones una forma de mitigar el riesgo global del portfolio. Es decir, alocando parte del capital invertido en empresas con alto rating ESG, cuyas practicas no signifiquen un factor de riesgo sustancial, sería posible evitar pérdidas significativas, tales como las que sufrieron en 2015 los tenedores de acciones de una famosa automotriz alemana tras haber la empresa alterado parte de su software para modificar los niveles de emisión reales.

 

*Disclaimer legal: Tenga en cuenta que existen riesgos asociados con la inversión en valores, incluida la posible pérdida de capital, de conformidad con la Norma FINRA 2210 (d)(1)(A)​

 

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