Elon Musk se va del gobierno de Trump por decepción con sus políticas impositivas
El magnate anunció su salida del gobierno de Trump por su descontento con un proyecto fiscal que perjudica al Departamento de Eficiencia Gubernamental.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
En un giro inesperado pero con su estilo inconfundible, el magnate Elon Musk anunció que se aleja del gobierno de Donald Trump, dejando en claro su “decepción” por el mega proyecto fiscal que impulsa la administración republicana. Según Musk, esta ley “socava” los avances del Departamento de Eficiencia Gubernamental, conocido por sus siglas como DOGE.
Fiel a su costumbre de comunicar sin filtros y sin intermediarios, lo hizo público desde su cuenta de X —la red social que él mismo dirige— con un mensaje breve pero picante: “Ahora que mi tiempo programado como Empleado gubernamental especial llega a su fin, quiero dar las gracias al presidente Donald Trump por la oportunidad de reducir el gasto despilfarrador”. El posteo marca el cierre de una etapa corta, pero cargada de simbolismo, en su relación con el gobierno.
Musk, el mismo que revolucionó la industria automotriz con Tesla y busca conquistar el espacio con SpaceX, ya había dejado entrever su salida en una entrevista con CBS Sunday Morning. En medio del noveno lanzamiento de prueba de SpaceX, lanzó sin rodeos: “Francamente, me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gastos, que aumenta el déficit presupuestario, no solo no lo reduce, y socava el trabajo que está realizando el equipo de DOGE”.
El empresario también dejó en claro que, por ahora, no quiere saber nada con la política. “Estoy pasando todo mi tiempo trabajando y durmiendo en salas de conferencias, servidores y fábricas”, escribió en redes, reforzando la idea de que prefiere seguir en su mundo de cohetes, baterías y algoritmos antes que seguir metido en los pasillos del poder.
El proyecto en cuestión, bautizado por Trump como el “Gran y hermoso proyecto de ley”, ya tiene el visto bueno de la Cámara de Representantes y ahora espera su turno en el Senado. Pero la salida de Musk le pone un freno simbólico a la narrativa del ahorro y la eficiencia estatal que venía promoviendo el gobierno, justo cuando más necesitaba figuras con peso para sostenerla.
Lo cierto es que la figura de Musk no pasa nunca desapercibida. Su renuncia no solo sacude el tablero político, sino que deja en evidencia las tensiones internas entre los discursos de austeridad y las decisiones presupuestarias que, a veces, van en dirección contraria.
Mientras tanto, en el tablero global, el nombre de Elon Musk sigue generando ruido. Ya sea como empresario, visionario o polémico tuitero, su influencia se extiende mucho más allá de las fronteras de Estados Unidos. Aunque se aleje de la política, es difícil imaginar que deje de tener peso en las grandes discusiones del mundo.