La moneda argentina de oro que no fue
El Peso argentino es una de las monedas que más se devalúa en el mundo, sin embargo, hay otras monedas de nuestro país que no solo no pierden valor, sino que se fortalecen año tras año siendo una de las mejores inversiones de las últimas décadas.
Por Ariel Dabbah
Founder en Río de la Plata Compañía Numismática
El Peso argentino es una de las monedas que más se devalúa en el mundo, sin embargo, hay otras monedas de nuestro país que no solo no pierden valor, sino que se fortalecen año tras año siendo una de las mejores inversiones de las últimas décadas. Estamos hablando de las monedas antiguas o de colección. Es un secreto que los numismáticos (así nos denominamos los coleccionistas y estudiosos del dinero antiguo) sabemos bien y que en contextos de alta emisión monetaria como el actual son un excelente refugio para mantenerse indexados y en el camino, disfrutar de un entretenido y enriquecedor pasatiempos.
Muchos conocen o están familiarizados con los Argentinos de Oro, monedas de valor facial 5 Pesos acuñadas entre los años 1881 y 1896, de igual peso y tamaño que las mundialmente reconocidas Libras Esterlinas (Soberanos de Oro), y que se utilizan en las casas de cambio y joyerías como instrumentos para comerciar con el codiciado metal amarillo. Lo que no todos conocen es que los Argentinos de Oro tienen un hermano menor mucho más raro y valioso. Su escases y precio de mercado te van a sorprender.
Hubo un tiempo en el que Argentina fue potencia mundial, peleando codo a codo el primer lugar con las Naciones industrializadas allá por finales del siglo XIX. En ese contexto de auge y fundaciones, en el año 1875 el Congreso Nacional definió el nuevo sistema monetario para la pujante República estableciendo el patrón mixto de oro y plata como respaldo del Peso Fuerte Argentino. En el año 1881 se sancionó una nueva ley y se inauguró en Buenos Aires la Casa Nacional de Moneda. Durante sus primeros años, se emitieron monedas de Oro, Plata y Cobre, cuyo diseño fue esculpido por uno de los mejores grabadores de su tiempo, el francés Eugene Oudiné, de la Monnaie de Paris.
La nueva ley de moneda establecía que se acuñen monedas de Plata de 10, 20 y 50 Centavos y de 1 Peso. Así como monedas de 2,5 y 5 Pesos en Oro. La acuñación de Argentinos de Oro se inició de inmediato y fue profusa, en los primeros tres años se acuñaron más de un millón de monedas y en total, en los diez años que se emitieron se produjeron más de seis millones de piezas con el sello y las armas de la patria en el anverso y un rostro femenino con gorro frigio coronado por la palabra “Libertad” en el reverso.
Si bien muchas de ellas han circulado entre la población y han sido usadas en los últimos 100 años como una tradicional reserva de valor, la mayor parte de ellas permanecieron atesoradas en bóvedas de la Caja de Conversión, luego Banco Central de la República Argentina. Durante los años 90, con los precios del metal por el suelo, el BCRA se desprendió de gran parte de ellos y hasta pusieron en venta colecciones en cajas de pana roja con los 10 años diferentes acuñados. Estas colecciones, que por entonces se podían comprar por ventanilla a un valor de 800 pesos/dólares, hoy tienen un valor de cerca de 6 mil USD en el mercado de coleccionistas, es decir, casi un 30% por encima del valor internacional del oro que contienen.
Ahora bien, ¿Qué pasó con las monedas de 2,5 pesos o Medio Argentino que mencionaba la Ley?. Con un módulo de 19 mm y un peso de 4,03 gramos, medían 3 milímetros menos y pesaban exactamente la mitad que los ya mencionados y conocidos Argentinos de Oro. Pero la ley, que establecía una mínima tolerancia en el fino de las monedas para garantizar su calidad, exigía el mismo margen para las monedas de 5 y 2,5 pesos. De esta forma, el ensaye (la medición exacta de la cantidad de oro de la moneda) se hacía muy difícil. En resumidas cuentas, un error en la confección de la ley hizo que las hermanas menores de los Argentinos Oro fueran casi imposibles de fabricar. Por este motivo, el Director de la Casa de Moneda, Eduardo Castilla solicitó en sendas oportunidades la corrección de dicho margen a los legisladores, pero su petición nunca fue oída y optó por no acuñar dicha denominación.
A esta altura estarán pensando que entonces esa moneda nunca existió, pero lo curioso del caso es que en el año 1881, recién inaugurada la casa de moneda, se acuñaron unas pocas monedas de cada tipo para ser presentadas ante las autoridades de rigor, entre las cuales se incluyen 9 piezas de 2,5 Pesos (Medio Argentino). En el año 1884, el Director realiza el primer intento de acuñar piezas de 2,5 Pesos en forma masiva, pero nuevamente abandona los esfuerzos por su enorme dificultad habiendo acuñado tan solo 421 piezas. Por lo que la producción total de piezas de esa rara denominación asciende a tan solo 430 entre los dos años que se acuñó.
Afortunados los coleccionistas que pueden tener una de estas exclusivas piezas en su colección y afortunado también debe ser quien quiera adquirirlas. Las fechadas en 1884 se pueden conseguir en el mercado con un poco de esfuerzo y paciencia desembolsando una suma que puede variar entre 5 mil y 12 mil Dólares, de acuerdo al estado de la pieza y la suerte en el negocio. Si quiere una de las nueve piezas de 1881 ahí tendrá que desembolsar la friolera de 70 mil dólares, 700 Benjamines (Cara grande por favor) según estimaciones subjetivas y es probable que aun teniendo el dinero a mano no le alcance la vida para esperar, porque tan solo hay 3 piezas en manos privadas, otras 5 en museos o instituciones públicas y una novena que aún se desconoce su paradero. ¿Aparecerá?