Intel se juega la última ficha con su nuevo chip, pero los números no cierran

La compañía norteamericana busca recuperar terreno frente a TSMC con su nuevo proceso de fabricación 18A, pero enfrenta serios problemas de rendimiento. 

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 0 horas

Intel viene apostando fuerte a su renacimiento como referente mundial en la fabricación de chips. Gastó miles de millones de dólares en desarrollar su ambicioso proceso 18A, con el que pretende volver a competir de igual a igual con TSMC, el gigante taiwanés que domina el negocio. Sin embargo, a pesar de los anuncios y la expectativa, los resultados no están acompañando: los chips aún no rinden como se esperaba y el panorama empieza a generar preocupación.

 

El chip Panther Lake, llamado a ser el estandarte de esta nueva etapa, no alcanza todavía niveles aceptables de producción. Según fuentes internas citadas por Reuters, a fines de 2023 apenas un 5% de los chips producidos cumplían con las especificaciones, y si bien ese número habría subido al 10% este verano, aún está muy por debajo del umbral de rentabilidad. Intel, por su parte, no dio cifras oficiales, aunque su CFO David Zinsner admitió que “los rendimientos son mejores que eso”, pero que igual aún falta mejorar mucho para que cierren los márgenes.

 

El rendimiento (es decir, el porcentaje de chips que salen buenos de fábrica) es clave. En el pasado, Intel no subía la producción hasta no tener un 50% de chips funcionales, y recién entre el 70% y 80% empezaba a ganar plata. En el caso de Panther Lake, esa cifra sigue lejana, y el riesgo es que tengan que vender chips con pérdidas o posponer lanzamientos.

Intel quiere convertir su negocio de foundry (fabricación por contrato) en una alternativa real a TSMC, pero para eso necesita demostrar que puede hacer chips de alta gama en grandes volúmenes y con buena calidad. Hasta ahora, la mayoría de los chips Panther Lake tienen tres veces más defectos que los estándares de producción masiva.

 

A pesar de todo, Intel mantiene la fe. Mostró prototipos funcionales en Computex en mayo y asegura que la producción a gran escala sigue “completamente encaminada” para fines de 2025. Zinsner dijo que la expectativa es que los rendimientos mejoren mes a mes, aunque reconoce que aún no se llega al punto en que se puedan obtener márgenes aceptables.

 

El problema es que el tiempo apremia. Si la empresa no logra tracción con 18A, podría abandonar por completo la fabricación de vanguardia, y dejar el campo libre a TSMC y Samsung. Ya suena el plan B: concentrarse en el sucesor 14A, pero eso también exige clientes y resultados.

 

Al día de la fecha las acciones de Intel (INTC) cotizan en torno a los 20 dólares.

 

 

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