¿Cómo hizo Microsoft para convertirse en la empresa número 1 del planeta?
¿Por qué vale más que Apple, Google y Amazon? Spoiler: no es solo tecnología. El mercado habla, los números lo confirman y acá lo analizamos.
Por Nicolás Nomdedeu
BDI Consultora
Desde hace décadas, Microsoft está presente en la vida cotidiana de millones de personas. Detrás de productos como Windows, Excel, Teams o Xbox, se encuentra una de las compañías más influyentes de la era digital. Pero más allá de sus productos conocidos, Microsoft hoy ocupa un lugar especial: es la empresa con mayor valor de mercado del planeta.
¿Qué explica su posición privilegiada? ¿Qué está haciendo para mantenerse relevante en un mundo donde la tecnología cambia cada vez más rápido? Para responder a eso, con el equipo de BDI Consultora analizamos lo que suele pasar desapercibido para el público general: el balance contable. Y lo que encontramos, sorprende.
El gran salto: inversiones récord en inteligencia artificial
El dato más impresionante no es cuánto gana, sino en qué está invirtiendo. En 2025, Microsoft anunció que gastará más de 80.000 millones de dólares en construir centros de datos e infraestructura pensada exclusivamente para inteligencia artificial.
¿Por qué tanta convicción? Microsoft tiene varias cartas fuertes:
●Es uno de los principales socios de OpenAI, creadores de ChatGPT.
●Sus productos (como Office, Azure o Windows) son usados por empresas de todo el mundo.
●Tiene presencia en sectores donde la IA puede generar gran impacto: nube, ciberseguridad, videojuegos, etc.
Estas inversiones ya se reflejan en su balance: los activos físicos de Microsoft (como servidores y edificios) crecieron más del doble en solo tres años.
La salud de una gigante: pocas deudas, mucha caja
Cuando se analiza el estado financiero de una empresa, hay ciertos indicadores clave. Uno de ellos es su liquidez, que muestra si la compañía puede enfrentar sus compromisos a corto plazo. En este aspecto, Microsoft se encuentra muy bien parada: por cada dólar que debe pagar próximamente, tiene más de un dólar disponible en efectivo o en inversiones rápidas. Esa es una señal clara de solidez.
También es destacable su nivel de endeudamiento: por cada dólar invertido por sus accionistas, Microsoft solo tomó prestados 33 centavos. En tiempos de tasas de interés altas, depender poco de la deuda es una gran ventaja.
Otro dato relevante es su capacidad de generar ganancias con el dinero que maneja. Su retorno sobre el capital (una especie de eficiencia financiera) es del 30%, el doble del promedio de la industria tecnológica. Todo esto demuestra que, aun siendo una empresa enorme y consolidada, Microsoft sigue operando con la agilidad y rentabilidad de una compañía en crecimiento.
Más inversión, menos deuda: una ecuación inusual
A pesar del gasto masivo en inteligencia artificial, Microsoft mantiene una posición de deuda muy saludable. En 2024 emitió deuda por 29.000 millones de dólares, pero al mismo tiempo acumuló 79.000 millones en efectivo y genera 118.000 millones por año en flujo de caja. En otras palabras: puede cubrir sus obligaciones sin comprometer su estabilidad.
Una de las señales más claras de esta evolución es la siguiente:
Este equilibrio financiero muestra la enorme capacidad de Microsoft para fijar precios, algo que se debe a que sus clientes dependen de sus sistemas. Cambiar de proveedor no es fácil ni barato, y eso le da a la compañía una ventaja competitiva clave.
Crecimiento sin freno: más ventas, más clientes, más ingresos
Otra señal clara del momento que vive Microsoft es el aumento de sus cuentas por cobrar, es decir, lo que sus clientes le deben tras comprar sus productos y servicios. Este número casi se duplicó desde 2022, lo que implica un aumento sostenido de las ventas.
Además, sus ingresos crecen al 12% anual, muy por encima del promedio del mercado estadounidense, que ronda el 8,4%. En otras palabras, Microsoft no solo mantiene su base de clientes, sino que la sigue expandiendo. Y eso no es todo. La eficiencia financiera de Microsoft, medida por su retorno sobre el capital (ROE), llega al 30%, un dato difícil de igualar incluso entre gigantes tecnológicos.
No todo es perfecto: riesgos en el camino
Nada es perfecto, y Microsoft también enfrenta algunos desafíos. Uno es su elevado “goodwill”: 119.000 millones de dólares en el balance contable que representan lo que pagó de más en adquisiciones pasadas. Si alguna de esas compras no da buenos resultados, puede haber impacto en los balances futuros.
También se observa un aumento significativo en los compromisos por alquileres, relacionados con los nuevos centros de datos. Y, en el plano externo, cualquier desaceleración en el boom de la inteligencia artificial o una recesión en Estados Unidos podría afectar su crecimiento futuro.
¿Está cara la acción?
El precio actual de la acción ronda los 450 dólares. Para muchos analistas, esto la ubica en una zona “justa” de valoración: no está barata, pero tampoco exageradamente cara considerando su solidez.
El consenso del mercado espera que su valor supere los 500 dólares en el corto plazo, y algunos modelos más optimistas proyectan un valor cercano a 670 dólares en los próximos tres años.
Una mirada de largo plazo
Mirar el balance de una empresa como Microsoft permite ver más allá de los titulares. Desde la consultora BDI vemos el funcionamiento interno de una empresa que, aun en la cima del mundo, no deja de invertir, innovar y proyectar su crecimiento, combinando eficiencia operativa, ambición tecnológica y prudencia financiera.
El veredicto es claro: Microsoft no sólo sigue siendo relevante, sino que está construyendo activamente su futuro. Y aunque no se puede anticipar el mercado con exactitud, todo indica que seguirá siendo uno de los grandes protagonistas de la revolución tecnológica global.