Caso YPF: Burford aceptaría cobrar en bonos y el Gobierno apuesta a estirar los plazos
El fondo buitre sabe que por más que haya salido a su favor el fallo es casi de imposible cumplimiento. Por eso, estaría dispuesto a negociar con el gobierno argentino.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
El fallo que salió de Nueva York dejó al Gobierno de Javier Milei contra las cuerdas: la jueza Loretta Preska ordenó que la Argentina entregue el 51% de las acciones de YPF como parte de pago de la condena de más de 16 mil millones de dólares por la expropiación de la petrolera en tiempos de Cristina Kirchner. Sí, el mismo porcentaje de la compañía que se nacionalizó allá por 2012, cuando Axel Kicillof estaba al frente del Ministerio de Economía.
Lo que pasó es que el fondo Burford Capital, que en su momento le compró los derechos a litigar al Grupo Petersen (los Eskenazi), se cansó de esperar y pidió el embargo de las acciones. Y la jueza le dio la razón: ahora la Argentina tiene 14 días para transferir ese 51% al Bank of New York Mellon y, de ahí, al fondo o a quien designe. Eso sí: Burford no está desesperado por quedarse con las acciones. Sabe que no le conviene y ya avisó que está dispuesto a sentarse a negociar. ¿Qué propone? Aceptar bonos y alargar los plazos, porque sabe que cobrar semejante suma en efectivo es un imposible.
YPF, mientras tanto, tuvo que salir a poner la cara. La empresa se desligó del juicio —que es contra el Estado, no contra ella— pero explicó al mercado lo que pasa con sus acciones. Informó oficialmente al regulador de Estados Unidos (la SEC) y a la Comisión de Valores local que el fallo obliga a la entrega del paquete mayoritario y que el Gobierno puede apelar, lo que efectivamente hará. Eso no evitó el golpe: las acciones de YPF se hundieron más de un 5% en Nueva York y Buenos Aires, y el clima es de máxima tensión.
Varios funcionarios salieron a bancar al Presidente: desde Patricia Bullrich y Sturzenegger hasta José Luis Espert y Cristian Ritondo, todos cargaron contra Kicillof y recordaron que lo que hoy se paga es la herencia de decisiones desastrosas.
El trasfondo de todo esto es que, más allá de los insultos y los pases de factura, la Argentina tiene un problema concreto: no hay un centavo para afrontar este fallo. Ni todo el acuerdo con el FMI alcanza para cubrir el monto. La estrategia, por ahora, es apelar y tratar de ganar tiempo. Pero mientras tanto, los intereses corren: se suman 2 millones de dólares por día. Y cada día que pasa, la salida se ve más complicada.
Lo que viene es un tire y afloje. Burford, con el fallo en la mano, busca acordar. El Gobierno, mientras tanto, juega a estirar los plazos, apelar y evitar un pago que sería letal para la economía. Y en el medio, YPF y sus accionistas sufren la baja en los mercados. Otro capítulo de una historia que empezó con la reestatización, siguió con promesas incumplidas en Wall Street y hoy nos deja, otra vez, en el banquillo de los acusados.