La UE congela represalias y le da aire a la pulseada con Trump por los aranceles

Ursula Von der Leyen anunció que la Unión Europea mantendrá suspendidas las represalias hasta el 1° de agosto para seguir negociando con EE.UU. 

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 6 horas

 

El tablero global sigue sumando tensión. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, confirmó este lunes que la Unión Europea va a mantener en pausa hasta el 1° de agosto las represalias contra los aranceles que impuso Estados Unidos. El objetivo es ganar tiempo y darle margen a la negociación con Donald Trump, que ya amagó con subir al 30% los recargos sobre productos europeos si no hay fumata blanca.

 

“La UE siempre ha preferido una solución negociada. Eso no ha cambiado. Aprovecharemos el tiempo disponible”, dijo Von der Leyen desde Bruselas. Pero al mismo tiempo avisó que la Comisión sigue trabajando en su propio plan B, en caso de que las charlas no lleguen a buen puerto.

 

Desde el otro frente, la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, fue mucho más tajante. Aseguró que el bloque “tiene las herramientas para defender sus intereses”, y advirtió que si hay que responder, lo harán golpeando sectores clave para Estados Unidos, como autos, medicamentos, aviones, vinos y productos lácteos. Además, deslizó que podrían ir a fondo con los servicios que EE.UU. exporta a Europa, otro frente sensible para Washington.

 

La UE ya tiene dos paquetes de represalias listos para activar si Trump no baja el tono. Uno de €21.000 millones que había sido suspendido en abril, y otro mucho más grande, de €72.000 millones, que todavía espera aprobación de los países miembro. Las medidas van desde restricciones al acceso al mercado europeo hasta controles a las exportaciones y límites a las inversiones extranjeras.

Del lado estadounidense, la postura es bien conocida. Trump justifica los aranceles con el argumento del superávit comercial que tiene la UE con EE.UU., que en 2024 fue de €50.000 millones. Su asesor económico, Kevin Hassett, no dejó lugar a dudas: si el acuerdo “no es lo suficientemente bueno”, van a avanzar con los aranceles, no solo contra Europa sino también contra México y otros países.

 

Esta ofensiva de la Casa Blanca volvió a generar cortocircuitos dentro del bloque europeo. Francia quiere contestar con todo y usar el llamado Instrumento Anticoercitivo, una herramienta especial para enfrentar este tipo de embates. Alemania, más cauta, empuja una salida negociada. “Si no hay una solución justa, debemos actuar con firmeza para proteger empleos y empresas”, lanzó el ministro de Finanzas germano, Lars Klingbeil.

 

Por ahora, Von der Leyen no quiere activar ese instrumento extremo, aunque dejó en claro que Europa no está quieta. De hecho, anunció que ya se cerró un principio de acuerdo comercial con Indonesia, en un intento por diversificar socios y no quedar tan atados a lo que pase con Washington.

 

En paralelo, hay preocupación entre empresarios europeos por lo que podría ser un nuevo frente de guerra comercial. En Bruselas saben que, si Trump cumple su amenaza, el golpe sería fuerte para sectores exportadores clave. Y aunque hoy domina el tono diplomático, nadie descarta que en agosto la UE se vea obligada a pasar del diálogo a la acción.

 

Además, en círculos industriales ya suena la alarma: un conflicto prolongado con EE.UU. podría enfriar inversiones y frenar la recuperación pospandemia. Lo que se juega en este tire y afloje no es solo un porcentaje de arancel, sino el equilibrio económico de dos potencias que, hasta hace poco, se consideraban aliados estratégicos.

 

La fecha límite del 1° de agosto se acerca, y en el medio, todo puede pasar. Europa se prepara para lo peor, pero aún apuesta a que haya espacio para cerrar un trato que evite otra guerra comercial. La última palabra, como siempre, la tendrá Trump.
 

 

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