Exportaciones chinas caen un 34,5% en mayo: los motivos
Los últimos datos económicos de China revelan una caída del 34,5% en las exportaciones hacia EE.UU. en mayo, marcando el mayor retroceso desde 2020. A nivel interno, la deflación persiste y el consumo muestra debilidades.
La economía china enfrenta desafíos, según los últimos datos económicos que se hicieron públicos. En mayo, las cifras de la balanza comercial y la inflación mostraron un rendimiento que no cumplió con las expectativas, evidenciando la fragilidad de la recuperación económica en un contexto de tensiones constantes con Estados Unidos, a pesar de un aparente alivio en las hostilidades comerciales.
Además, las importaciones desde EE.UU. también experimentaron un fuerte retroceso del 18% interanual. Estas cifras ponen de manifiesto los efectos duraderos de la guerra comercial iniciada por la administración de Donald Trump. A pesar de los intentos de diálogo recientes, la reunión de representantes de ambos países en Londres esta semana ha reavivado el tema, aunque los analistas advierten que las posturas aún son muy rígidas como para generar resultados concretos.
En términos generales, el comercio exterior chino presenta matices diversos. Aunque las exportaciones totales crecieron un 4,8% interanual en mayo, esa cifra fue menor al 5% que esperaban los analistas, sugiriendo una desaceleración leve pero continua.
Las importaciones, por su parte, cayeron un 3,4%, marcando tres meses seguidos en descenso y reflejando una debilidad en el consumo interno y en la demanda industrial. A pesar de esta situación, el superávit comercial alcanzó los USD 103.200 millones, un aumento del 25% en comparación con el mes anterior, marcando el nivel más alto en cuatro meses y superando las proyecciones del mercado.
Esto indica que, a pesar de los conflictos comerciales, China logra mantener una balanza positiva gracias a sus exportaciones hacia otros mercados y a la disminución de sus compras. Desde ING, comentaron que “los datos de mayo siguen reflejando el impacto del periodo de máximos aranceles” y prevén que el crecimiento de las exportaciones hacia EE.UU. podría mostrar signos de recuperación gradual en los próximos meses, especialmente si algunas empresas deciden adelantar pedidos debido al temor de un nuevo ciclo de aranceles.
En cuanto a la inflación, el Índice de Precios al Consumo (IPC) mostró una caída del 0,1% interanual en mayo, marcando el cuarto mes consecutivo de deflación en China. Aunque este dato se alinea con las expectativas, la persistencia del fenómeno genera preocupaciones sobre la debilidad de la demanda interna. Por otro lado, la inflación, que excluye alimentos y energía, repuntó un 0,6%, siendo la cifra más alta desde enero, lo que denota una leve presión en algunos sectores pero aún distante de niveles que sugieran una recuperación sólida.
El Índice de Precios al Productor (IPP) también presenta un panorama preocupante, con 32 meses de contracción, y en mayo registró una caída del 3,3% interanual, mayor de lo que los analistas anticipaban. Esta situación pone de manifiesto la debilidad en los sectores industriales, así como una presión bajista sobre los precios que afecta los márgenes de las empresas. A pesar de las medidas de estímulo adoptadas por el Banco Popular de China, los resultados no son aún evidentes en los indicadores económicos.
ING subrayó que las presiones deflacionarias siguen muy presentes, y aunque podría haber un repunte en los meses venideros, es necesario tiempo para determinar si los estímulos logran reactivar el consumo y elevar la inflación a niveles positivos. El contexto actual presenta un desafío complicado para China: por un lado, tiene que manejar el declive del crecimiento interno y una inflación estancada, y por otro, lidiar con un ambiente externo inestable, ya que las relaciones comerciales con EE.UU. aún no se estabilizan, y las consecuencias de la guerra arancelaria siguen latentes.
Los efectos de estos factores se harán más evidentes en los próximos meses, especialmente si las negociaciones entre Pekín y Washington en Londres consiguen al menos trazar una hoja de ruta que genere certidumbre para los mercados y las cadenas globales de suministro.