Walmart gira su mano de obra a India para ahorrar costos tras los aranceles de Trump
Mientras los aranceles de EE.UU. ofrecen una ventaja competitiva, la industria de prendas en India tropieza con su talón de Aquiles: escasez de mano de obra, altos costos y fábricas demasiado chicas.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
En la ciudad de Tiruppur, epicentro del tejido de punto en el sur de India, las esperanzas de una bonanza exportadora chocan con la cruda realidad del sector textil. El aumento de aranceles que Estados Unidos impone a sus rivales asiáticos —como China, Vietnam y Bangladesh— podría beneficiar ampliamente a India. Pero los desafíos estructurales del país amenazan con dejar pasar esta oportunidad.
A partir de julio, India enfrentará un arancel del 26% para sus productos textiles, frente al 145% de China y el 37% de Bangladesh. Aun así, problemas como la falta de mano de obra calificada, fábricas pequeñas sin economías de escala y costos laborales más altos dificultan aprovechar esa ventaja.
Las cifras de 2024 muestran la magnitud del desafío: China exportó prendas por 16.500 millones de dólares a EE.UU., Vietnam 14.900 millones y Bangladesh 7.300 millones. India, en cambio, solo alcanzó los 4.700 millones.
Además, los costos laborales indios son más altos: 180 dólares mensuales frente a los 139 de Bangladesh. A eso se suman regulaciones más estrictas sobre horas extras y condiciones de trabajo que elevan los gastos. La fragmentación del sector tampoco ayuda: mientras que en Bangladesh una fábrica promedio emplea 1.200 personas, en India apenas llegan a 600 o 800.
Aunque firmas como Walmart han duplicado sus importaciones desde India en el último año, los compradores insisten en negociar precios agresivamente. Para los fabricantes indios, igualar los valores de Bangladesh resulta casi imposible sin sacrificar márgenes o calidad.
India tiene la ventaja arancelaria en la mano, pero sin resolver sus cuellos de botella productivos, el premio puede terminar en manos ajenas.