Una familia porteña necesitó $1.193.291 en junio para no caer en la pobreza
El dato lo dio a conocer el Instituto de Estadística de la Ciudad. Para escapar de la indigencia, se necesitan más de $700 mil. La clase media arranca recién arriba de $1.800.000.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
En junio, el costo de vivir en la Ciudad de Buenos Aires volvió a pegar fuerte. Según el informe mensual del Instituto de Estadística y Censos porteño (ISEC), una familia tipo –dos adultos y dos pibes– que sea dueña de su casa necesitó $1.193.291 para no ser considerada pobre. La cifra representa una suba del 1% respecto a mayo, y confirma que el bolsillo sigue perdiendo por goleada contra la inflación.
En paralelo, el umbral de indigencia, que marca el ingreso mínimo para no pasar hambre, quedó en $705.199. Cualquier hogar que no llegue a cubrir esa cifra ni siquiera puede costear lo básico para comer.
El informe también detalla cómo se distribuyen los hogares según los ingresos. Abajo de todo están los que no llegan ni a cubrir la comida (menos de $705.199): esos son los indigentes. Después vienen los pobres no indigentes, con ingresos entre $705 mil y $1,19 millones. No pasan hambre, pero no pueden cubrir el resto de los gastos del mes, como transporte o ropa.
Este mapa de ingresos pinta con claridad cómo se reparte la torta en la Ciudad. Más allá de los tecnicismos, el dato duro es que cada vez cuesta más no ser pobre, incluso si uno tiene techo propio y trabaja todos los días.
A la hora de mirar el panorama más allá del número frío, también hay que considerar que estos valores no incluyen el costo de alquilar. Para una familia que no es propietaria, los números se disparan mucho más, lo que hace que la pobreza real sea más profunda de lo que muestran las estadísticas.
Además, el informe pone en evidencia el achicamiento del “sector medio”, que ya no tiene el poder adquisitivo que supo tener hace una década. Cada mes, más hogares bajan un escalón y pierden calidad de vida, aun sin cambiar de trabajo.
Finalmente, desde el gobierno porteño aseguran que monitorean la situación y que el dato de inflación más bajo del último mes "es una señal positiva". Pero mientras tanto, en la calle, la mayoría siente que la mejora todavía no llegó al changuito del súper ni a otros ítems que no paran de aumentar, como las tarifas y servicios.