El Gobierno autorizó un nuevo aumento en el precio de los biocombustibles
El Gobierno actualizó los precios del bioetanol a base de caña y maíz. El aumento impacta directo en la mezcla obligatoria y se traslada al bolsillo del automovilista.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
El lunes 14 de julio, el Gobierno nacional oficializó un nuevo aumento en el precio de los biocombustibles, lo que inevitablemente va a hacer subir las naftas y el gasoil durante lo que queda del mes. La decisión fue publicada en el Boletín Oficial a través de la Resolución 296/2025, firmada por la secretaria de Energía, María del Carmen Tettamanti.
El bioetanol hecho con caña de azúcar pasó a costar $800,043 por litro, superando el valor anterior de poco más de $792. En tanto, el derivado del maíz también subió y quedó en $733,26 por litro, cuando antes se negociaba a $726. Son ajustes que parecen chicos en números, pero que cuando se aplican a millones de litros y llegan a los surtidores, se sienten.
Desde Energía recordaron además que los compradores tienen un tope de 30 días corridos para pagar el bioetanol desde que reciben la factura. Ese punto busca ordenar las relaciones comerciales en el sector, pero no cambia lo central: si sube el insumo, sube la nafta.
Estos biocombustibles no son un invento nuevo: forman parte de una mezcla obligatoria que se aplica a todos los combustibles líquidos que se venden en el país. O sea que cada vez que cargás, parte de lo que pagás va al bioetanol. Por eso, cualquier variación en esos precios impacta en el surtidor sin demasiada vuelta.
Desde el sector agroindustrial, que produce estos biocombustibles, justifican el incremento por la suba de costos internos y las demoras previas en la actualización de precios. Según explican, mantener congelados los valores los venía dejando al borde del quebranto.
A nivel político, el tema no pasó desapercibido. En algunas provincias productoras de bioetanol –como Tucumán o Córdoba– celebraron la medida como un alivio para sus economías regionales. Pero en las grandes ciudades, donde el efecto se ve en los surtidores, el humor social es otro.
Con este nuevo aumento, se espera que en los próximos días las petroleras ajusten sus precios al público. Algunos estacioneros ya hablan de subas que podrían rondar el 2% en el litro de súper. Nada escandaloso, pero sí parte de una seguidilla que no da tregua.
Mientras tanto, el Gobierno sigue con la estrategia de microajustes mensuales, evitando grandes sacudones pero acumulando tensión en los bolsillos.