El Tesoro enfrenta un nuevo examen: vencen $20 billones en pocas semanas

Entre septiembre y octubre el Gobierno deberá rollear deuda por cifras millonarias, la mitad en manos del sector privado. 

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 4 horas

El alivio por haber renovado la totalidad de los últimos vencimientos le duró poco al Ministerio de Economía. En las próximas semanas, el Tesoro vuelve a la cancha con un desafío mucho mayor: refinanciar unos $20 billones de deuda en pesos, más de la mitad en manos de inversores privados. Todo esto en un contexto de presiones cambiarias y financieras que obligaron al Banco Central a meter cuatro cambios de encajes en apenas dos meses.

 

Hoy la exigencia es clara: con encajes por encima del 50% y nuevas trabas para que los bancos no puedan ampliar su posición de contado a fin de mes, la autoridad monetaria busca contener la volatilidad y evitar que la previa electoral se transforme en una corrida. Aun así, el margen es cada vez más chico.

 

Según el CEPA, entre ahora y las elecciones del 26 de octubre, el Tesoro enfrentará vencimientos por $16,7 billones solo con el sector privado. Invecq, por su parte, puso números más pesados: $25,2 billones en septiembre, de los cuales un 52% está en manos privadas. La señal de alerta está encendida: todo dependerá de qué tan exitosa sea la próxima licitación y si los inversores deciden acompañar o no.

Desde el Palacio de Hacienda, el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, buscó bajar el tono. A través de X, explicó que los vencimientos “reales” son más bajos porque parte de las LECAPs están en manos del propio Banco Central y no deberían contarse en el cálculo. Según sus números, los compromisos netos son de $16,3 billones en septiembre y $3,9 billones en octubre.

 

El trasfondo sigue siendo la pelea entre sostener un dólar tranquilo y evitar que la inflación se recaliente, aún a costa de sacrificar actividad. Para Invecq, la decisión de Caputo de mantener tasas tan altas refleja esa prioridad: enfriar la economía y restringir pesos para anclar expectativas, aunque las empresas sufran financiamiento con adelantos bancarios al 7% mensual, algo que la consultora Vectorial definió como “ruinoso”.

 

El gran interrogante es qué pasará después del 26 de octubre. Si el oficialismo logra una victoria amplia, el Gobierno intentará mantener el esquema actual, apuntalado por una eventual entrada de capitales. Pero la mayoría de los analistas cree que tarde o temprano habrá que ajustar: una devaluación administrada del 10 al 20%, combinada con una baja de tasas para darle aire al crédito y recomponer el frente externo.

 

En si, el Gobierno está corriendo una carrera contra el calendario. Tiene que convencer al mercado de que le renueve la deuda, mientras seca la plaza para que el dólar no se dispare y al mismo tiempo evita que la economía se hunda del todo. Un equilibrio que, como siempre en la Argentina, depende más de la política que de la matemática financiera.

 

 

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