Netflix: crecen las denuncias de monopolio y el pacto con Warner enfrenta un paredón legal
La plataforma cerró un acuerdo de u$s 72.000 millones para quedarse con los estudios y el streaming de Warner Bros Discovery. Pero en el Congreso ya se prepara una tormenta regulatoria de ambos lados de la grieta.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
Netflix salió a la cancha el viernes con un anuncio que sacudió a toda la industria: puso sobre la mesa u$s72.000 millones para quedarse con los estudios y las divisiones de streaming de Warner Bros Discovery. Desde la compañía lo presentan como una jugada pensada para sumar trabajo y darle “más por su plata” a sus más de 300 millones de suscriptores.
Pero en Washington nadie compra el relato tan fácil: el acuerdo ya despertó críticas demócratas y republicanas por igual.
Entre las voces más duras estuvo Elizabeth Warren, que salió a advertir que un combo Netflix-Warner sería un monstruo mediático capaz de manejar cerca de la mitad del mercado de streaming, con riesgo de precios más altos, menos opciones y tensiones para trabajadores y creadores. A ella se sumaron otros demócratas como Pramila Jayapal, que directamente calificó la operación como una “pesadilla”.
Del lado republicano tampoco aplauden: varios legisladores remarcaron que Netflix absorbería derechos de HBO Max y Warner Bros, lo que para ellos achica la competencia y deja al público con menos alternativas.
A nivel regulatorio, la pelota queda ahora del lado del Departamento de Justicia, que casi con seguridad abrirá una investigación profunda. No solo por el tamaño del acuerdo, sino porque las dos compañías combinadas tendrían una presencia enorme en producción, catálogo histórico y suscriptores. Netflix ya adelantó que confía en el proceso y que el pacto es “pro-consumidor y pro-crecimiento”, mientras parte del sector académico plantea que una posible salida sería ceder contenido o licencias a terceros para reducir concentración.
En Europa también se preparan para medirle el aceite al acuerdo. La UNIC, la entidad que reúne a asociaciones de cines en 39 países, anunció que llevará sus objeciones ante los reguladores europeos, preocupados por el impacto que podría tener en la competencia y la cadena de valor del cine.
El trasfondo político tampoco ayuda: Trump tiene antecedentes de intervenir en megafusiones mediáticas, como cuando intentó frenar la compra de Time-Warner por AT&T. Por eso, desde el ala demócrata ya advierten sobre el riesgo de favoritismos o presiones indebidas durante la revisión del acuerdo. La propia Warren pidió que el proceso sea transparente y sin espacios para “tráfico de influencias”.
El movimiento de Netflix promete marcar un antes y un después en la industria. Si el regulador lo aprueba, nacería un gigante sin precedentes en el streaming global. Si lo frena, quedará como un nuevo capítulo en la larga historia de choques entre Silicon Valley, Hollywood y Washington. Por ahora, lo único seguro es que empieza una batalla larga, mediática y política donde todos quieren tener la última palabra.
