Método Blurting: la estrategia para retener información y rendir mejor en exámenes

El blurting no es una moda pasajera, sino una estrategia respaldada por décadas de investigación. 

Por Verónica Dobronich

Especialista en inteligencia emocional, liderazgo y gestión del cambio

 

En un mundo donde la sobrecarga informativa, el multitasking y las distracciones digitales crecen cada día, muchas personas —estudiantes universitarios, profesionales que rinden certificaciones, ejecutivos que preparan presentaciones— buscan métodos efectivos para aprender mejor, y con la seguridad de que lo aprendido se quede. Es allí donde aparece el método Blurting, una técnica sencilla pero poderosa que transforma la manera de estudiar, retener y aplicar conocimiento.

 

¿Qué es el método Blurting?

La palabra “blurting” proviene del inglés to blurt out, que significa “soltar algo de golpe o sin filtro”. Aplicado al aprendizaje, el método consiste en lo siguiente: después de estudiar o revisar un contenido, cerrar el material de referencia, y escribir o decir todo lo que recuerdes sin mirar apuntes. Luego, se revisa lo que se volcó, se compara con la fuente original y se identifican vacíos, errores o zonas donde el conocimiento está poco consolidado.

 

En la práctica, el proceso se compone de cuatro pasos básicos:

 

  1. Estudiar o leer el contenido (texto, apuntes, presentación, vídeo).
     
  2. Cerrar el material (libro, pantalla, cuaderno).
     
  3. Hacer el blurting: volcar de memoria todo lo que se recuerde sobre ese tema (puede ser esquemático, listado, párrafo narrativo). No importa que el orden sea desordenado o haya errores.
     
  4. Revisar lo volcado, compararlo con los apuntes y corregir o reforzar lo que falta.
     

Aunque parece muy simple, y de hecho lo es, la clave está en que la recuperación activa del contenido genera un aprendizaje mucho más duradero y profundo que la mera relectura o estudio pasivo.

 

¿Por qué funciona? La ciencia detrás del método

Lo que el blurting promueve es lo que en la investigación sobre aprendizaje se conoce como “retrieval practice” o práctica de recuperación. Numerosos estudios muestran que cuando forzamos al cerebro a recuperar información desde la memoria, en lugar de simplemente volver a verla, se fortalecen las conexiones neuronales asociadas al aprendizaje. Por ejemplo, un meta-análisis concluye que la práctica de recuperación “típicamente genera recuerdos más duraderos y accesibles” que otras estrategias que no implican el recordado activo.

 

 

Algunos hallazgos clave:

 

●       En el estudio clásico de Jeffrey D. Karpicke y Janell R. Blunt (2011) se demostró que los estudiantes que practicaron recuperación (testearse a sí mismos) lograron mejores resultados que quienes simplemente realizaron mapas conceptuales o releían el contenido.

 

●       Un estudio de neuroimagen mostró que la práctica de recuperación activa involucró regiones cerebrales como el hipocampo anterior, cortezas temporales y prefrontales, zonas relacionadas con la consolidación de memoria a largo plazo, más que la simple relectura.

 

●       Otra investigación indica que incluso el estrés agudo, que habitualmente reduce la capacidad de recordar, no perjudica tanto la memoria si el aprendizaje previo incluyó recuperación activa.

 

●       En un amplio análisis se concluye que el efecto de la práctica de recuperación es “uno de los hallazgos más robustos en la psicología del aprendizaje”, con tamaños de efecto moderados a grandes (Hedges’ g ≈ 0,50-0,63).

 

En resumen: el blurting no es una moda pasajera, sino una estrategia respaldada por décadas de investigación. Al recuperar –y no sólo repasar–, el cerebro “trabaja” al generar el recuerdo, lo cual fortalece el aprendizaje.

 

Cómo aplicar el método Blurting para maximizar resultados

Para que el método no quede en un intento más, aquí tienes recomendaciones concretas:

 

●       Prepará el entorno: buscá un lugar tranquilo (o con pocas distracciones), tené a mano hoja o cuaderno y lapicero (o dispositivo si preferís digital, pero sin abrir apuntes).
 

 

●       Después del estudio inmediato: justo luego de la lectura o revisión, hacé el blurting. Podés ponerte un límite de tiempo (por ejemplo, 5-10 minutos) para volcar todo lo que recordás.
 

 

●       No importa el orden: lo relevante es volcar, no que esté perfecto. Escribir “lo que te sale”.
 

 

●       Revisá el material original: marcá qué se recordó bien, qué quedó fuera, qué errores o lagunas hubo.
 

 

●       Repetí espaciadamente: realizá nuevos blurtings después de 24 horas, luego 3-4 días, luego una semana. Esta combinación de recuperación + espaciamiento potencia el efecto.
 

 

●       Integrá variaciones: podés hacer blurting verbal (grabar tu voz), en grupo (cada persona anota y luego comparan), como “brain dump” (vaciar todo lo que sabés) o como “preguntas abiertas” (escribí respuestas a 2-3 preguntas clave sin mirar).
 

 

●       Reflexioná sobre el proceso: identificá cómo te sentís al hacerlo, qué dificultad aparece, qué sensaciones genera. Esa metacognición (saber qué sabés y qué no) es clave para el aprendizaje consciente.
 

 

¿Quiénes pueden beneficiarse? Y en qué contextos

Aunque muchas veces pensamos en estudiantes que rinden exámenes, el método Blurting tiene un alcance mucho más amplio:

 

●       Estudiantes académicos: secundaria, universidad, maestrías. La demanda de rendir con éxito hace que cada técnica que mejore retención cuente.
 

 

●       Profesionales y ejecutivos: cuando preparan presentaciones, capacitaciones, talleres (como vos, Verónica), certificaciones o formaciones constantes. Volcar lo que recordaban sobre un tema y detectarlo rápidamente permite mejorar el dominio antes de la entrega o exposición.
 

 

●       Autodidactas / personas en formación continua: quienes leen, investigan o transforman sus carreras necesitan que lo aprendido “se quede”. Blurting ayuda a que la inversión en lectura o cursos tenga un retorno real.
 

 

●       Ambientes corporativos de capacitación: formadores, instructores, coaches pueden implementar la técnica en talleres para asegurar que los participantes “se lleven” el contenido, no solo lo vean.
 

 

●       Educadores / mentores / facilitadores: la técnica puede integrarse en el diseño de clases, sesiones de formación o workshops como dinámica de “brain dump” para activar el aprendizaje.
 

 

Además de por su eficacia, el blurting aporta también beneficios desde el plano emocional y de autoconfianza: saber qué sabés, qué no sabés y tener visibilidad sobre tu propio aprendizaje reduce la ansiedad ante un examen o una presentación importante.

 

Consideraciones y matices

Como toda estrategia de aprendizaje, el blurting no es “milagroso” ni sustituye una buena planificación. Algunos aspectos a tener en cuenta:

 

●       Está demostrado que no siempre mejora la precisión de cada detalle, sino la probabilidad de recordarlo. Un estudio señala que la práctica de recuperación aumentó la probabilidad de recordar correctamente los ítems, pero no mejoró la calidad de los recuerdos (cuán precisos eran).

 

●       Su eficacia puede depender del nivel de dominio previo del tema y del uso adecuado de la técnica (por ejemplo, sin mirar apuntes).

 

●       No es una excusa para evitar el estudio previo, la lectura o la comprensión. Mejor funciona cuando ya ha habido exposición al material (primer aprendizaje) y luego se aplica esta fase de recuperación.
 

 

●       Es útil combinarla con otras buenas prácticas: espaciamiento, interleaving (mezclar temas), sueño adecuado, nutrición y pausas.
 

 

●       En contextos de estrés muy alto, aunque ayuda, no elimina todos los efectos negativos del estrés sobre la memoria, pero sí atenúa significativamente esos efectos.

 

Conclusión

El método Blurting representa una estrategia accesible, de bajo coste (solo papel y lápiz o dispositivo), pero con un impacto comprobado en la retención y la calidad del aprendizaje. Al promover que el cerebro recuerde activamente, en lugar de pasivamente revisar, potencia la memoria, la confianza y el rendimiento.

 

Para cualquiera que esté preparándose para un examen, una certificación, una charla o un taller, o simplemente quiera que su aprendizaje rinda fruto, incorporar el blurting puede marcar la diferencia.

 

“Esta técnica se alinea con cómo funciona la inteligencia emocional: conecta esfuerzo, atención y autoconfianza”. Verónica Dobronich

 

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