La inflación del Reino Unido creció hasta el nivel más alto en 18 meses

El aumento estuvo impulsado principalmente por los precios de los alimentos, el transporte y la hostelería, según datos de la Oficina Nacional de Estadística.

Por Gonzalo Andrés Castillo

Redactor especialista en finanzas y mercado de capitales

Hace 1 hora

La inflación en el Reino Unido repuntó en julio hasta el 3,8% interanual, frente al 3,6% de junio, marcando su mayor nivel desde enero de 2024.

 

El aumento estuvo impulsado principalmente por los precios de los alimentos, el transporte y la hostelería, según datos de la Oficina Nacional de Estadística. La cifra, que superó las previsiones del consenso (3,7%), añade presión sobre el Banco de Inglaterra (BoE, por su sigla en inglés) en un momento en que había iniciado un ciclo de recortes de tasas.

 

Uno de los focos de preocupación es la inflación de los servicios, que subió al 5%, por encima del 4,9% anticipado por el banco central. Este componente es clave porque refleja presiones subyacentes más persistentes.

 

El repunte llevó a la libra esterlina a recuperar terreno y a los mercados a moderar sus expectativas de nuevos recortes de tipos en lo que resta del año. Actualmente, los operadores asignan una probabilidad de alrededor del 40% a otra reducción antes de diciembre.

El BoE había reducido recientemente la tasa de referencia al 4% y proyecta que la inflación alcanzará un máximo cercano al 4% en septiembre, para luego moderarse. Sin embargo, el incremento de julio se explica también por factores puntuales, como el mayor salto en las tarifas aéreas en 24 años debido a las vacaciones escolares, y por la volatilidad en los precios internacionales de alimentos y combustibles.

 

De acuerdo a los analistas, el repunte representa un desafío político y económico. Por un lado, las empresas trasladan a los consumidores los costos derivados de mayores impuestos y del alza del salario mínimo. Por otro, el resurgimiento de los precios erosiona la promesa del primer ministro Keir Starmer de mejorar el nivel de vida, mientras los hogares exigen aumentos salariales para compensar la pérdida de poder adquisitivo.

 

En este contexto, se prevé que el BoE mantenga la cautela. Aunque el escenario base aún contempla un nuevo recorte de tasas en noviembre, cualquier sorpresa inflacionaria adicional podría inclinar la balanza hacia la pausa monetaria, reforzando la percepción de que el regreso a la estabilidad de precios será más lento de lo previsto.

 

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