EE.UU: la inflación fue del 2,7% en julio, pero podría subir por las medidas de Trump
El índice de precios al consumidor no se movió frente a junio, pero la inflación “núcleo” pegó un salto. Analistas apuntan que la política arancelaria del presidente podría empezar a calentar los precios en los próximos meses.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
En Estados Unidos, la inflación interanual de julio se mantuvo en 2,7%, igual que en junio, según los datos que publicó este martes el Buró de Estadísticas Laborales (BLS). El dato que más miran en la Reserva Federal —la inflación “núcleo”, que no incluye energía ni alimentos— subió al 3,1%, después del 2,9% del mes anterior, y ya hay economistas que ven una tendencia al alza por el impacto de los aranceles que impulsa Donald Trump.
Mes contra mes, los precios aumentaron un 0,2%, mientras que la núcleo subió 0,3%, repitiendo casi los mismos movimientos de junio. La Fed, que tiene la próxima reunión el 16 y 17 de septiembre, sigue atenta a estos números antes de decidir si toca o no las tasas, que están clavadas entre 4,25% y 4,5% desde diciembre de 2024.
En julio, el precio de la vivienda aumentó un 0,2% y sigue siendo el motor de los incrementos mensuales. Los alimentos, en cambio, se mantuvieron estables, aunque los lácteos subieron 0,7% y la carne, el pescado y los huevos un 0,2% (estos últimos con una caída de casi 4%). La energía bajó 1,1%, gracias sobre todo a una baja del 2,2% en la nafta.
En la comparación anual, la energía está 1,6% más barata que en julio de 2024, mientras que la comida subió 2,9%. Entre los rubros que más aumentaron están la atención médica, los pasajes aéreos y el mobiliario para el hogar. Las tarifas de hotel y las comunicaciones, en cambio, estuvieron entre las pocas que bajaron.
El contexto político tampoco pasa desapercibido: el mes pasado, Trump echó a la directora del BLS tras tildar de “falsos” los datos de empleo que habían salido más flojos de lo esperado, lo que generó ruido en Wall Street y en la prensa.
Además, si la Fed mantiene las tasas altas por más tiempo para contener la suba de precios, la actividad económica podría enfriarse más de la cuenta, metiendo presión también al empleo. El dato de agosto, que se conocerá en septiembre, va a ser clave para ver si esta calma es real o si se viene un nuevo ciclo de aumentos