A la izquierda se le rompió la brújula…O finalmente se dieron cuenta de que no era por ahí

En Argentina la opinión respecto a la situación de Venezuela está bastante estandarizada y en casi todo el arco político local hay un consenso por mirar con un ojo crítico lo que sucede en ese país.

 

La izquierda Latinoamericana está dividida, no sabe qué hacer con esta criatura indescifrable que es el chavismo, expresó recientemente el politólogo José Natanson en una nota recientemente publicada. Hay una izquierda nostálgica, emocional e irreflexiva encarnada en figuras como Evo Morales, que cree que Venezuela sigue en la etapa de Chávez y actúa como si eso fuera cierto.

 

Cuba y Nicaragua, ambos regímenes autoritarios necesitan a Venezuela y poco les importa el carácter democrático, y en contraposición los nuevos líderes de la izquierda latinoamericana, como Gabriel Boric y Gustavo Petro, reconocen que lo que pasa en Venezuela es muy diferente a lo que sucedía los primeros años de Chávez.

 

En Argentina la opinión respecto a la situación de Venezuela está bastante más estandarizada y en casi todo el arco político local hay un consenso por mirar con un ojo crítico lo que sucede en ese país.

Gabriel Solano publicó hace unos días con relación a Maduro: “La invocación al socialismo es un recurso para engañar al pueblo y evitar su acción independiente. El fraude y la represión son utilizados para preservar el poder y negociar desde allí con las grandes petroleras internacionales”.

 

Ariel Sujarchuk considera que ningún dirigente que defienda la democracia puede avalar el presente de Venezuela. La falta de transparencia deja en claro un proceso electoral confuso y enrarecido. No respetar la voluntad popular -afirma- no es de izquierda ni de derecha, es golpista.

 

En este entendido, promete acompañar a todos los que en este momento defienden los valores democráticos exhortando a la comunidad internacional a exigir que se conozcan y se verifiquen las actas electorales para respaldar con firmeza lo que el pueblo venezolano eligió en las urnas.

 

Facundo Moyano por su parte, expresó: “Estoy a favor y respeto el derecho a la autodeterminación de los pueblos. El principio de la autodeterminación de los pueblos, eso es indiscutible, pero justamente es lo que está en discusión y es la comunidad internacional la que pone en discusión y la que pone en juicio la veracidad y la transparencia de la elección”, y afirmó categóricamente que el peronismo no tiene nada que ver con el socialismo de Venezuela.

 

Como era de esperar y con su estilo tajante, nuestro presidente declaró que “Los venezolanos eligieron terminar con la dictadura comunista de Nicolás Maduro. Los datos anuncian una victoria aplastante de la oposición y el mundo aguarda que reconozca la derrota luego de años de socialismo, miseria, decadencia y muerte. Argentina no va a reconocer otro fraude, y espera que las Fuerzas Armadas esta vez defiendan la democracia y la voluntad popular".

 

A juzgar por estos comentarios podríamos inferir que, como sociedad, estamos unidos a favor de estar en contra de una dictadura y eso representa un paso muy grande y habla muy bien del grado de madurez que como sociedad hemos alcanzado. No podemos negar que nuestro pasado juega un papel clave en haber logrado esa madurez, y debemos sentirnos orgullosos de haber aprendido de los errores del pasado.

 

Como sociedad, entiendo que independientemente del color político, todos coincidimos en la necesidad de convocar a la comunidad internacional a adoptar una actitud firme para que Venezuela pueda encauzar su futuro a través de la convivencia y el respeto irrestricto de las reglas de la democracia.

 

Encontrar un punto de unión en el pensamiento de nuestra clase dirigente, marca sin dudas una luz en el camino. Si somos capaces de tener una mirada similar frente a un problema externo, seguramente estamos muy cerca de poder afrontar nuestros problemas internos de igual manera. Hay políticos como Facundo Moyano, Ramiro Marra y Matías Tombolini, que pueden tener diferentes puntos de vista, pero que claramente representan la nueva clase dirigente, que pueden entablar un diálogo constructivo, ya que persiguen un objetivo en común: hacer grande a la Argentina.

 

 

 

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