Australia endurece el acceso a redes sociales y prohíbe cuentas para menores de 16 años

El Gobierno lanzó una medida que generó expectativa global: exige verificación de edad con datos sensibles y deja afuera plataformas muy usadas por chicos.

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 2 horas

Australia activó este miércoles una de las normas digitales más polémicas de los últimos tiempos: ningún menor de 16 años podrá tener cuentas en redes sociales como TikTok, Instagram, Facebook, X, YouTube, Snapchat, Reddit, Threads, Twitch o Kick.

 

La regla forma parte de la nueva Online Safety Amendment, sancionada en 2024, y obliga a las plataformas a borrar perfiles ya existentes, bloquear nuevas altas y aplicar sistemas de verificación de edad que pueden ir desde documentos oficiales hasta reconocimiento facial. Quien no cumpla enfrenta multas que pueden trepar a 49,5 millones de dólares australianos.

 

El gobierno del primer ministro Anthony Albanese defendió la movida asegurando que apunta a reducir la exposición de los chicos a contenidos dañinos y a moderar el impacto de algoritmos que fomentan el uso compulsivo. Un estudio estatal de 2025 marcó que el 96% de los menores de 10 a 15 años usa redes, y que siete de cada diez se toparon con material violento, misógino o ligado a suicidio y trastornos alimentarios. También reveló que uno de cada siete sufrió grooming y que más de la mitad padeció algún tipo de ciberacoso.

 

Pese a los argumentos oficiales, la norma viene recibiendo cuestionamientos de especialistas en privacidad, seguridad digital y tecnología. Uno de los puntos más señalados es la lista incompleta de plataformas alcanzadas. Servicios como Discord o Roblox —muy populares entre chicos y también apuntados por episodios de riesgos y abusos— quedaron fuera del radar, ya que el Gobierno no los clasificó como redes sociales. Para varios analistas, esa excepción genera un hueco de protección importante.

Organizaciones de derechos digitales también alertan por el volumen de datos sensibles que se exigirán para verificar edades. Australia arrastra múltiples filtraciones de información en los últimos años y los expertos remarcan que pedir documentos oficiales o datos biométricos amplía la superficie de riesgo. El propio informe técnico del Gobierno admite que la verificación facial es menos precisa en adolescentes, lo que podría derivar en bloqueos equivocados sin garantizar que se frenen los accesos indebidos.

 

Las empresas tecnológicas tampoco se quedaron calladas. YouTube calificó la ley como “apresurada” y advirtió que, si los chicos terminan entrando sin cuenta, podrían quedar incluso menos protegidos al eludir los controles parentales. Meta habló de “protecciones desparejas” entre aplicaciones, y Reddit criticó que la norma vulnera derechos básicos de privacidad y libertad de expresión. Otros ejecutivos del sector remarcaron que el monto de las multas es insignificante para gigantes globales y difícilmente funcione como disuasivo real.

Los detractores de la medida sostienen que la prohibición será fácil de esquivar con VPNs, cuentas compartidas o perfiles falsos. Y en vez de aportar más seguridad, podría empujar a los chicos hacia espacios sin moderación, donde los riesgos son mayores. También remarcan que la discusión quedó atrapada en la lógica del control tecnológico, relegando temas de fondo como la educación digital de familias y escuelas.

 

Mientras Australia se convierte en el primer país en avanzar con una restricción de este calibre, otros gobiernos observan el experimento con atención. Entre quienes siguen el tema de cerca crece el temor de que una medida diseñada para proteger termine exponiendo aún más la privacidad de los menores y alterando la manera en la que se mueven en el ecosistema digital.

 

A futuro, especialistas del sector anticipan que el debate global podría girar hacia modelos de regulación más equilibrados, que combinen responsabilidad empresarial, participación de las familias y sistemas de verificación menos invasivos. Por ahora, la mirada está puesta en cómo reaccionarán los jóvenes usuarios y en qué medida este nuevo cerrojo redefine la relación entre redes sociales y protección infantil a nivel internacional.

 

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