Nvidia obtuvo una gran ganancia pero igualmente no convenció al mercado

La tecnológica estrella de la inteligencia artificial reportó números récord, pero la pulseada comercial con Pekín le pone freno al entusiasmo.

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 0 horas

La mañana del jueves arrancó con señales encontradas para los inversores del sector tech: mientras los futuros del Nasdaq se movieron poco y nada, las acciones de Nvidia retrocedieron un 1,6%. El golpe vino por la decisión de la compañía de dejar afuera del pronóstico trimestral las ventas a China, a pesar de haber conseguido licencias para despachar su chip H20 en ese mercado. El ruido de fondo, otra vez, es la guerra comercial entre Washington y Pekín.

 

La posición de Nvidia refleja lo difícil que se volvió el tablero global. Aunque tiene un acuerdo de reparto de ingresos con el gobierno de Estados Unidos, los analistas empiezan a mirar con lupa la evolución del gasto en centros de datos. Dan Coatsworth, de AJ Bell, planteó que ese frente podría mostrar señales de enfriamiento. Igual, el anuncio de un programa de recompra de acciones por 60 mil millones de dólares ayudó a calmar las aguas.

 

Del otro lado de la vereda, los clientes más pesados de Nvidia, como Meta y Microsoft, se anotaron una leve suba del 0,3% cada uno. En cambio, la firma de ciberseguridad CrowdStrike se llevó la peor parte con una baja del 3,2% tras dar un pronóstico flojo de ingresos. Entre sus rivales, Super Micro Computer y AMD también cedieron, aunque con caídas más moderadas.

 

Más allá de los nubarrones, Nvidia volvió a mostrar que pisa fuerte. En su segundo trimestre fiscal reportó ganancias netas por 26.422 millones de dólares, un salto del 59% interanual. Los ingresos llegaron a 46.743 millones, un 56% más que en 2023. El motor fue, otra vez, el negocio de Centros de Datos, que aportó 41.100 millones y confirmó el éxito de su chip Blackwell, una pieza clave en el boom de la inteligencia artificial.

Jensen Huang, CEO de la compañía, destacó que la demanda es tan brutal que se fabrica “a pleno rendimiento”. El Blackwell Ultra, la versión más potente, despierta el interés de gigantes del cloud computing y consolida a Nvidia como socio estratégico en la infraestructura tecnológica global.

 

La otra cara es el chip H20. Durante el trimestre no hubo ventas en China y solo se registraron 180 millones de dólares en ingresos por inventario redirigido. El dato expone el impacto directo de las restricciones comerciales que impuso Washington en medio de su pulseada con Pekín por el liderazgo en tecnologías de punta.

 

Ya en el tercer trimestre, Nvidia consiguió una licencia especial para exportar el H20, aunque con la condición de ceder el 15% de esas ventas al Tesoro de EE.UU. Aun así, Donald Trump ratificó que el chip Blackwell, el más potente, no podrá venderse en China por “razones de seguridad nacional”.

 

La compañía, sin embargo, se muestra confiada: proyecta ingresos por 54.000 millones en el próximo trimestre, incluso sin contar las posibles ventas de H20 en China. En el primer semestre fiscal acumuló una ganancia neta de 45.197 millones de dólares, un 44% más interanual, y ventas por 60.521 millones, un 41% más. Eso sí, también reconoció que las trabas comerciales podrían costarle hasta 8.000 millones en ingresos perdidos.

 

Tras la publicación de resultados, la acción de Nvidia tuvo una reacción mixta: primero cayó 4% en el after market y luego recortó pérdidas. Los analistas advierten que la verdadera foto se verá con la apertura del mercado y, sobre todo, cuando se confirme si la demanda de chips de IA logra compensar los efectos del bloqueo chino.

 

Hoy Nvidia es el jugador más dominante en el mundo de los semiconductores y la inteligencia artificial. Pero su gran desafío no pasa solo por la competencia, sino por navegar las tensiones geopolíticas. Ahí se juega si su liderazgo se consolida o si empieza a perder terreno frente a nuevos rivales que puedan esquivar las restricciones de EE.UU.

 

Lo que queda claro es que Nvidia sigue en modo imparable en términos de negocio, pero la política internacional le pone un techo incómodo. Si bien los ingresos récord muestran la solidez de la demanda, depender de licencias y habilitaciones del gobierno norteamericano para vender en China limita su margen de acción y la expone a vaivenes políticos.

 

 

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