Se viene un nuevo golpe al bolsillo: aumentan los impuestos a los combustibles en julio

El Gobierno oficializó por decreto un aumento parcial de los impuestos a la nafta y el gasoil, que impactará en el precio final durante julio y anticipa más ajustes para agosto. 

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 6 horas

 

El decreto 441/2025, que salió hoy en el Boletín Oficial, incluye una suba en los impuestos que gravan los combustibles líquidos y el dióxido de carbono. Para la nafta, el impuesto sube $6,62 por litro y el gravamen por CO₂, $0,405. En el caso del gasoil, el impuesto general se incrementa en $5,346 por litro; en las zonas de la Patagonia y el interior, la alícuota diferencial es de $2,895; y el impuesto al dióxido de carbono aumenta $0,609 por litro 

 

Estos ajustes fiscales se suman al contexto del aumento del 5% en los precios de combustibles que aplicaron Shell, Axion y Puma la semana pasada, motivado por la escalada temporal del petróleo por la guerra Israel‑Irán. Además, YPF (que tiene más del 50% del mercado) viene sosteniendo los precios, aunque se espera que se sume al aumento desde el 1° de julio para no quedar desfasada.

 

El decreto también postergó los ajustes pendientes desde principios de 2024 hasta agosto. El esquema de actualización trimestral que viene postergándose desde 2023 (enero, abril, julio, octubre) aplicará los remanentes de aumentos atrasados del primer trimestre de 2024 y los otros trimestres, recién desde el 1° de agosto.

 

En la práctica, esta movida implica que los combustibles seguirán empujando la inflación: en Argentina el litro de nafta está en promedio en USD 1,15, por debajo del récord de 1,20 USD mundial, mientras que los precios del gasoil están en torno a USD 1,19- Eso deja a la Argentina entre los países más caros de la región: por encima de Paraguay, Brasil y Chile, y casi al mismo nivel que Uruguay.

El consultor Alberto Fiandesio, ex subsecretario de Combustibles, dijo que esta realidad responde a una combinación del tipo de cambio retrasado y la estructura impositiva, que representa cerca del 35% del precio final, sin contar tasas municipales. Es decir: de cada mil pesos gastados en nafta, 350 se van en impuestos.

 

La incógnita ahora es qué harán las petroleras. Si deciden absorber parte del aumento para no perder competitividad, el impacto al consumidor podría atenuarse. Pero si trasmiten el costo completo, el litro podría saltar otro 5% en julio, en sintonía con la inflación y los precios internacionales del crudo, que durante junio treparon a USD 79 antes de volver a USD 67.

 

Este tipo de ajustes sitúan al transporte en el centro de la inflación: ese rubro pesa más del 10% en el IPC, y cada aumento en combustible se siente en los colectivos, en las cargas y en los precios de todo. El Gobierno, por su parte, defiende que pospuso estos aumentos para evitar un golpe inflacionario, y promete que las próximas subas ayudarán a cuadrar cuentas fiscales sin recurrir a más emisión. La pelota ahora está en la cancha de YPF y el resto de las empresas.

 

En el mediano plazo, la estrategia del Gobierno busca reinstalar la actualización automática de impuestos, atada al IPC. Si se cumple, los aumentos serán predecibles y transparentes. Pero mientras tanto, el desafío será equilibrar la tensión entre financiar al Estado y mantener el combustible a precios razonables. Para el consumidor, la cuenta sigue sumando y cada cambio deja huella en el bolsillo.

 

 

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