Estados Unidos le da aire al gobierno para manejar el dólar hasta las elecciones
La Casa Blanca le concede un mes de flexibilidad a la Argentina en política cambiaria, pero avisa que después del 26 de octubre habrá que reforzar reservas y avanzar con las reformas estructurales.
Por Eric Nesich
Periodista especializado en Economía y Finanzas
La administración de Donald Trump decidió alivianar el duro camino a su amigo Javier Milei y darle un mes de respiro en el manejo del dólar. El guiño de Washington llega justo en la previa de las elecciones de medio término, cuando el Gobierno busca sostener la calma cambiaria y mostrar resultados económicos concretos.
En la capital estadounidense destacan que la relación bilateral pasa por su mejor momento. La sintonía personal entre Milei y Trump juega fuerte, y se refleja en gestos como este permiso especial para manejar con mayor libertad la política cambiaria.
Claro que la buena onda no alcanza para esquivar las exigencias de fondo. Desde Estados Unidos y el FMI insisten en que Argentina debe cumplir con los ajustes al programa económico y encarar reformas que permitan atraer inversiones de largo plazo. El aval político sirve, pero los números tienen que cerrar.
Su ex mano derecha, la economista Gita Gopinath, fue todavía más clara: el apoyo de EE.UU. ayuda a frenar movimientos especulativos en el dólar, pero para que sea duradero Argentina debe adoptar un régimen cambiario más flexible, acumular dólares y construir consenso interno para las reformas.
El punto central está en la entrada de divisas. Y eso solo puede venir de tres lugares: más exportaciones que importaciones, menos gasto de argentinos viajando afuera o una lluvia de inversiones que, admiten en todos lados, no llegará de inmediato. Mientras tanto, el BCRA tendrá que intervenir si el dólar cae por debajo de $947, el piso actual de la banda.
En paralelo, Estados Unidos quiere ver señales concretas sobre las reformas estructurales: laboral, previsional y tributaria. Son las que, según insisten, abrirían la puerta a más inversiones privadas y consolidarían la recuperación.
En lo laboral, las empresas norteamericanas piden reglas más claras y flexibles, con contratos adaptados a las nuevas tecnologías y sin juicios eternos por despidos. En lo previsional, hablan de elevar la edad de retiro y cerrar moratorias, para asegurar un sistema sostenible en el tiempo. Y en lo tributario, la meta sería achicar la informalidad y alentar la inversión.
Para avanzar en esa agenda, Milei necesita acuerdos políticos. Se espera que tras las elecciones La Libertad Avanza logre más bancas, pero aún así hará falta sumar aliados en el Congreso para darle respaldo a las reformas. Washington lo mira de cerca y mide cada paso.
Ahora bien, también hay que decirlo: el margen de maniobra que consiguió el Gobierno con este guiño de Trump no es poca cosa. Significa que, al menos en el corto plazo, Argentina cuenta con un respaldo clave para evitar turbulencias cambiarias y ganar tiempo en la construcción de consensos internos.
En definitiva, la estrategia de Milei apunta a estabilizar el frente cambiario mientras prepara las reformas que, según el oficialismo, van a sentar las bases de un crecimiento sostenido. La apuesta es riesgosa, pero el apoyo de Estados Unidos demuestra que el rumbo elegido tiene aval internacional y abre una ventana de oportunidad que el país no puede desaprovechar