El impacto de las tecnologías digitales en el cerebro y sus efectos en la educación y la salud mental de los jóvenes

El uso excesivo de dispositivos electrónicos genera preocupación por su impacto en la salud mental y el comportamiento social. Un informe de la Unesco señala que 79 sistemas educativos han prohibido su uso en las aulas, corroborando estas advertencias.

Por redacción

Viernes 07 de febrero del 2025 a las 3:22 pm

Un reciente informe de la Unesco, titulado "Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo" (GEM), revela que hasta julio de 2023, un total de 79 sistemas educativos a nivel global implementaron prohibiciones o restricciones para el uso de teléfonos móviles en las aulas. En este contexto, las causas principales de esta medida fueron la distracción en el aprendizaje, problemas de salud mental relacionados con el uso abusivo de móviles, y el deseo de fomentar habilidades sociales y prevenir el ciberacoso.

 

El desafío no termina en las escuelas. Es esencial que iniciativas como estas sean respaldadas por todos los sectores, incluidos los hogares, asistiendo a las familias no solo a limitar la exposición en el entorno escolar, sino también a implementar prácticas saludables en casa. Desde retrasar la compra de dispositivos móviles hasta considerar alternativas más básicas sin acceso a redes sociales, cada decisión cuenta en la formación de hábitos más responsables en los jóvenes.

 

Susan Greenfield, neurocientífica británica y miembro de la Cámara de los Lores del Reino Unido, en su obra "Mind Change: How Digital Technologies Are Leaving Their Mark on Our Brains", destaca que las tecnologías digitales pueden alterar la estructura cerebral, crear adicciones y disminuir la capacidad de concentración. Sugiere que la constante exposición a estímulos digitales afecta los sistemas de recompensa del cerebro, fomenta la búsqueda de gratificaciones instantáneas y, en consecuencia, impacta la atención sostenida de los individuos.

 

Más allá de estas evidencias científicas, es fundamental que padres y educadores promuevan la conciencia en sus hijos sobre el tiempo que dedican a estos dispositivos y propongan alternativas más saludables y atractivas para fomentar un estilo de vida más equilibrado. 

 

En síntesis, es imprescindible que la sociedad reflexione sobre este fenómeno y busque soluciones efectivas. La responsabilidad recae tanto en instituciones educativas como en hogares para establecer límites saludables que protejan la salud mental e intelectual de los jóvenes. La formación de un juicio crítico en este ámbito, así como la adopción de hábitos más saludables, son esenciales para que nuestros hijos no solo adopten un uso razonable de la tecnología, sino que también encuentren formas más enriquecedoras de interactuar con el mundo que los rodea.

 

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