5 errores comunes al intentar comer sano y cómo evitarlos
Comer sano no significa seguir una lista rígida de alimentos “permitidos” y “prohibidos”, sino entender qué necesita tu cuerpo, aprender a escuchar el hambre real y disfrutar de la comida de forma consciente.
Por redacción
Adoptar una alimentación saludable es una excelente decisión, pero no siempre se traduce en buenos resultados. Muchas personas cometen errores al intentar “comer sano”, pensando que están haciendo lo correcto cuando en realidad están cayendo en trampas comunes. En esta nota te contamos cuáles son los errores más frecuentes y cómo evitarlos para lograr una alimentación verdaderamente equilibrada.
1. Confiar demasiado en los productos “light” o “diet”
Uno de los errores más comunes al intentar comer saludable es abusar de los productos etiquetados como “light”, “diet” o “bajos en grasa”. Estos alimentos suelen tener menos calorías o azúcares que sus versiones tradicionales, pero eso no los convierte automáticamente en saludables.
Muchos productos “light” compensan la reducción de grasas con un mayor contenido de sodio, edulcorantes artificiales o aditivos.
¿Cómo evitarlo?
Leé siempre las etiquetas nutricionales. Fijate en la lista de ingredientes y priorizá los productos que tengan pocos agregados. Siempre que puedas, elegí alimentos frescos y naturales antes que versiones procesadas.
2. Eliminar grupos enteros de alimentos sin fundamento
Otra práctica muy extendida es eliminar completamente los carbohidratos, las grasas o ciertos tipos de frutas creyendo que son perjudiciales. Si bien es cierto que algunos alimentos deben moderarse, eliminar grupos enteros puede llevar a deficiencias nutricionales.
¿Cómo evitarlo?
Informate con fuentes confiables y, si podés, consultá con un nutricionista. Incorporá una variedad de alimentos en las porciones adecuadas. Recordá que los carbohidratos y las grasas también cumplen funciones esenciales en el cuerpo.
3. Comer “saludable” pero en exceso
Cambiar facturas por granola o snacks industriales por frutos secos es positivo, pero muchas veces no se tiene en cuenta el tamaño de las porciones. Comer alimentos saludables en cantidades excesivas también puede provocar un desequilibrio calórico.
¿Cómo evitarlo?
Mantené el control de las porciones, incluso de los alimentos saludables. Usá medidas caseras (una taza, una cucharada, una balanza de cocina) y tratá de comer con atención plena para registrar mejor las señales de saciedad.
4. No prestar atención a la calidad de los ingredientes
No alcanza con cocinar en casa si se usan ingredientes ultraprocesados. Muchos piensan que por el solo hecho de no comer afuera ya están comiendo sano, pero si las preparaciones incluyen sopas instantáneas, aderezos comerciales o salsas envasadas con alto contenido de sodio, el beneficio es limitado.
¿Cómo evitarlo?
Optá por ingredientes simples y naturales: verduras frescas, legumbres, carnes magras, cereales integrales y aceites de calidad. Evitá los productos con largas listas de ingredientes o que contengan muchos aditivos artificiales.
5. Obsesionarse con lo “perfecto”
Intentar llevar una alimentación saludable al extremo puede generar frustración y ansiedad. La salud no se logra con una comida, sino con constancia y equilibrio a lo largo del tiempo.
¿Cómo evitarlo?
Permitite cierta flexibilidad. Una alimentación saludable también incluye momentos de disfrute. El equilibrio es más importante que la perfección. Lo que cuenta es el hábito general, no una excepción.
Comer sano no significa seguir una lista rígida de alimentos “permitidos” y “prohibidos”, sino entender qué necesita tu cuerpo, aprender a escuchar el hambre real y disfrutar de la comida de forma consciente. Evitar estos errores comunes —y saber cómo corregirlos— es el primer paso para construir hábitos sostenibles en el tiempo.
Si estás empezando o querés mejorar tu alimentación, lo ideal es consultar con un nutricionista que pueda guiarte según tus necesidades específicas.