Trump castiga a Suiza con un arancel del 39% y pone en jaque a la industria relojera

EE:UU impone una de las tasas más altas de su política comercial a productos suizos, desde medicamentos hasta relojes. El Gobierno quedó en shock y busca negociar antes del 7 de agosto para evitar el golpe.

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 1 hora

El viernes pasado, mientras Suiza celebraba un día festivo, una bomba política y económica estalló desde Washington: el presidente Donald Trump anunció un arancel del 39% a las importaciones suizas, una medida sorpresiva que dejó atónito al Gobierno y a las empresas del país alpino. Este nuevo impuesto, que supera ampliamente el 31% que ya había amenazado en abril, sacude a una economía que depende en gran parte de sus exportaciones.

 

La presidenta Karin Keller-Sutter reveló que habló con Trump el jueves, pero no hubo acuerdo: “No se pudo llegar a ningún acuerdo”, confesó.

 

La medida afectará desde medicamentos y relojes suizos de lujo, hasta cápsulas de café, y comenzará a regir el 7 de agosto, salvo que se logre una solución en tiempo récord. La Bolsa reaccionó al instante: las acciones de Watches of Switzerland y gigantes como Richemont y Swatch se desplomaron, mientras en Zúrich, el índice SMI cayó un 0,6%, en contraste con el resto de Europa que operó al alza.

Según Trump, el motivo central es el déficit comercial de EE.UU. con Suiza, que en 2024 fue de u$s48.000 millones, aunque más de la mitad proviene de exportaciones de oro, que están exentas del nuevo arancel.El presidente está realmente enfocado en el déficit comercial, porque cree que esto es una pérdida para Estados Unidos”, explicó Keller-Sutter, quien además destacó que Suiza da acceso casi libre de impuestos a productos norteamericanos y que las empresas suizas realizaron fuertes inversiones en EE.UU..

 

Desde la Casa Blanca justificaron la decisión diciendo que Suiza no hizo concesiones significativas y calificaron la relación comercial actual como “unilateral”. Sin embargo, empresarios y funcionarios suizos siguen sin entender por qué el país fue apuntado, mientras la UE, Japón y Corea del Sur, con mayores superávits, acordaron tasas mucho menores (15%, 15% y 10% respectivamente).

 

El impacto potencial es fuerte: estimaciones de economistas como Hans Gersbach advierten que la economía suiza podría caer entre 0,3% y 0,6%, llegando a más del 1% si se incluyen productos farmacéuticos. El Banco Nacional Suizo podría incluso recortar tasas en septiembre como respuesta. Además, desde el Gobierno suizo ya se habla de posibles concesiones, como comprar gas natural licuado estadounidense o mayores inversiones en territorio norteamericano.

 

En un intento por frenar la crisis, el gabinete suizo se reunió de urgencia y emitió un comunicado donde aseguró que el país presentará “una oferta más atractiva” a Washington. “Suiza entra en esta nueva fase lista para aliviar la situación arancelaria actual”, afirmaron, aunque sin dar detalles. Por ahora, no se evalúan contramedidas, pero las asociaciones industriales advierten que hay miles de empleos en riesgo si no se llega a un acuerdo.

 

La cuenta regresiva ya empezó. Si para el jueves no hay trato, el nuevo arancel podría golpear de lleno a la columna vertebral de la economía suiza, justo cuando el país intenta mantener su competitividad frente a socios que ya renegociaron mejores condiciones con Estados Unidos. El reloj suizo corre, y esta vez no es por precisión, sino por presión.

 

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