El Banco Central Europeo todavía no le ganó a la inflación, advirtió su vicepresidente

Las condiciones climáticas extremas y el rígido crecimiento de los sueldos en la región tienen el potencial de mantener altas las presiones sobre los precios de la economía por más tiempo.

Por Gonzalo Andrés Castillo

Redactor especialista en finanzas y mercado de capitales

Martes 29 de octubre del 2024 a las 11:29 am

 

Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), advirtió que, a pesar de los esfuerzos del organismo y de los buenos resultados obtenidos, todavía no se puede cantar victoria en la lucha contra la inflación.

 

"La información que llega muestra que el proceso desinflacionario está bien encaminado. Sin embargo, las perspectivas están rodeadas de riesgos sustanciales", detalló el funcionario durante una conferencia llevada a cabo en Madrid, España.

 

En septiembre, la inflación en la eurozona cayó al 1,8% interanual, el nivel más bajo desde mayo de 2021, y se ubicó por debajo del objetivo del 2% del BCE. Por esta razón, ahora se prevé una inflación media del 1,5% en 2025 y 2026 y tasas de interés del 1,5% para mediados de 2025, frente al 3,25% actual.

 

No obstante, la situación podría cambiar, ya que hay varios conflictos geopolíticos a lo largo de todo el mundo (Ucrania vs. Rusia e Israel vs. Irán, por ejemplo) que amenazan con impulsar al alza los costos de la energía y el transporte.

 

Además, las condiciones climáticas extremas y el rígido crecimiento de los sueldos en la región tienen el potencial de mantener altas las presiones sobre los precios de la economía por más tiempo.

 

"Es importante ser cautelosos y prudentes", afirmó Guindos en una entrevista con la agencia de noticias italiana Ansa. "Reducimos las tasas de interés y la trayectoria de nuestra política monetaria es muy clara, pero hay una enorme incertidumbre y no podemos cometer errores. Por eso es esencial adoptar un enfoque gradual en la aplicación de la política monetaria", aclaró.

 

Posteriormente, sostuvo que una menor confianza por parte del mercado podría impedir que el consumo y la inversión se recuperen tan rápido como se espera, lo que complicaría aún más el contexto económico de la eurozona.

 

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