Vila y Manzano avanzan para quedarse con 900 estaciones Shell y la refinería de Raízen

Los empresarios presentaron una oferta vinculante por unos US$ 1.400 millones para comprar los activos de la petrolera brasilera en el país. La operación, una de las más grandes del año, podría cerrarse en los próximos días, aunque Raízen aún evalúa el precio.

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 0 horas

Los empresarios José Luis Manzano y Daniel Vila quedaron a un paso de cerrar un movimiento gigante en el mercado energético argentino: presentaron una oferta vinculante por cerca de US$ 1.400 millones para quedarse con casi 900 estaciones de servicio Shell y con la refinería que opera Raízen en Dock Sud. El dato ya se venía rumoreando desde principios de noviembre, pero en las últimas horas dos fuentes ligadas a la operación confirmaron que las negociaciones están en su tramo final.

 

Sin embargo, nada está sellado. Raízen —propiedad mitad del grupo brasilero Cosan y mitad de Shell— podría aceptar el número y avanzar o bien frenar en seco todo el proceso si considera que el precio no refleja el valor de sus activos. La decisión podría conocerse en cuestión de días.

 

El interés de Manzano por la petrolera no es nuevo. El jueves 6 de noviembre, durante la visita de Milei a Miami, el empresario se acercó al hotel Marriott Marquis para presentarle al Presidente a los directivos de Mercuria Energy Group, una de las mayores traders del mundo, con base en Ginebra, donde él mismo reside. Mercuria es socia estratégica de Manzano en varios negocios energéticos y juega un rol clave en el financiamiento de sus movimientos.

 

La oferta de los mendocinos compite con otros pesos pesados del sector. Por un lado, Trafigura, dueña de Puma Energy y de una refinería en Bahía Blanca. También está Vitol, otro gigante del trading global, y la CGC de Eduardo Eurnekian, que viene expandiéndose en petróleo y gas. La pelea por los activos de Raízen promete ser una de las más fuertes del año.

 

Manzano y Vila ya tienen un pie muy firme en el negocio energético. Controlan las distribuidoras eléctricas Edenor y Edemsa, mientras que Manzano es accionista de la petrolera Phoenix Global Resources, principal productora de crudo en Río Negro. El empresario también pisa fuerte en minería con Minera Aguilar, donde produce plata y avanza en proyectos ligados al litio y al uranio. Apenas el mes pasado cerró una operación con YPF, vendiéndole por US$ 25,2 millones la mitad de su participación en Refinor, que había comprado por apenas US$ 10 millones tres años atrás.

En medios, ambos también vienen de otro golpe significativo: la compra de Telefe junto al rosarino Gustavo Scaglione, operación cercana a los US$ 95 millones. A eso se suma su histórica presencia en el Grupo América, con los canales América y A24, además del diario El Cronista, adquirido en 2021.

 

¿Por qué Raízen quiere vender? Lejos de ser parte del éxodo de multinacionales, la decisión se explica por la necesidad financiera del grupo brasilero, que arrastra una deuda cercana a los 50.000 millones de reales (unos US$ 9.100 millones). Para los analistas, un endeudamiento cinco veces mayor al EBITDA es una luz roja que exige desinversión.

 

Raízen llegó al país en 2018, cuando Shell le vendió sus activos por US$ 1.000 millones. Mantuvo la marca en todas las estaciones y encaró un ambicioso proyecto de modernización de la refinería de Dock Sud, con una inversión de US$ 715 millones, para adaptarla al crudo de Vaca Muerta y reducir la necesidad de gasoil importado.

 

Mientras tanto, en el mercado energético argentino se vive la operación con extrema atención. Si Manzano y Vila cierran la compra, pasarán a manejar uno de los activos más grandes y estratégicos del país, con presencia en casi todo el territorio. Y para el sector, implicaría un reacomodo fuerte en el mapa de la competencia.

 

En paralelo, algunos analistas ya destacan que esta potencial venta podría acelerar inversiones futuras en refinación y distribución, sobre todo si los nuevos dueños buscan recuperar parte de los activos que Raízen dejó a medio camino. Otros, en cambio, advierten que un cambio de manos tan grande podría mover precios y contratos en el corto plazo.

 

De un modo u otro, la mira ahora está puesta en Brasil: la respuesta de Raízen definirá si esta megatransacción se convierte en la jugada del año o en otra negociación que quedó a las puertas del final.

 

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