Del campo a las tecnológicas: las reformas laborales que reclama el sector empresario
En ese aspecto es necesario comprender cómo la globalización, las nuevas tecnologías y la pandemia modificaron las formas tradicionales de llevar a cabo una labor, generando nuevos formatos, como el denominado “home office” y potenciando otros ya conocidos, como el teletrabajo.
Por redacción
El ex ministro de Producción durante el gobierno de Mauricio Macri, Dante Sica, volvió a poner en boca de todos la discusión de una reforma laboral que, con matices, comienza a ser nuevamente tema de debate en diferentes ámbitos. El miércoles 2 de agosto, sin ir más lejos, mientras en la Cámara de Diputados se hablaba de una “modernización” de las leyes laborales –durante la sesión en la que se trataba la ampliación de las licencias parentales- rebotaban los dichos de Sica sobre los convenios colectivos de trabajo y desde la dirigencia sindical, el Secretario Adjunto de la CGT, Pablo Moyano, criticaba las propuestas electorales de reformar la legislación laboral que realizaron los principales referentes de Juntos por el Cambio al señalar que el objetivo principal de las misma es "darle más beneficios a los empresarios".
“La frase reforma laboral irrita a muchos sindicalistas y representantes del campo popular sencillamente porque, así como no hay renovación de nombres ni rotación en los mandatos, tampoco hay un cabal conocimiento de lo que significa el impulso y los cambios que traen aparejados la tecnología asociada a la productividad. A partir de esto es que, necesariamente, necesitamos cambios y reformas en las relaciones laborales”, dice Horacio Llovet, especialista en tecnología asociada al desarrollo Pyme.
“Hay dirigentes que entendieron que la renovación es necesaria en todos los ámbitos y podemos nombrar a un hombre joven dentro de la política como Martín Yeza, un intendente sub 40 que entendió que la nueva dirigencia no solo es cuestión de edad y que la tecnología, dentro de la política, también está remodelando las formas de ejercer liderazgo”, agrega.
En ese aspecto es necesario comprender cómo la globalización, las nuevas tecnologías y la pandemia modificaron las formas tradicionales de llevar a cabo una labor, generando nuevos formatos, como el denominado “home office” y potenciando otros ya conocidos, como el teletrabajo. Esta revolución tecnológica trae, de manera consecuente, una revolución laboral que necesita no solo de una regulación acorde a estas nuevas modalidades sino también de trabajadores capacitados y calificados.
En ese sentido se expresa Paulina Lescano, asesora comercial en negocios agropecuarios, quien asegura que la tecnificación aplicada a la producción del agro “no necesariamente implica que se necesite menos personal, sino que el personal que se necesita requerirá de mayor capacitación en habilidades específicas para manejar esta tecnología”.
Generar empleo y mejores condiciones de trabajo es, entonces, el desafío que se viene para el Estado y para las empresas. Para ello, deberán ser tenidos en cuenta factores como reducción del costo de eventuales litigios, aumentar la productividad evitando las cargas horarias excesivas, modernizar los acuerdos laborales sin entrar en conflicto con los sindicatos y reconvertir un plan social en empleo formal para lograr que la economía, al incluir a ese 40% de masa laboral hoy precarizada, comience a crecer sin distorsiones.
Más empleo, nuevas leyes
“El país necesita cambios en las normas laborales, luego de más de 30 años de su vigencia, pero como en otros asuntos es un tema que debe hacer parte de la ‘agenda país’, esto es, no debe estar sujeto a las vanidades políticas del momento, debe ser discutido y concertado ampliamente entre los distintos agentes que tienen que ver con el asunto, comenzando por empresarios y trabajadores”.
Quien lo dice, y que bien podría ser aplicable para Argentina es el pensamiento de Mario Hernández Zambrano, uno de los principales analistas económicos de Colombia, país donde también la tecnificación está reformulando el mercado laboral y requiere de nuevas reglamentaciones en la materia.
Desde el proyecto, nunca tratado de Joaquín V. González en 1904, durante la presidencia de Julio Argentino Roca, pasando por la primera ley laboral–denominada “contrato de trabajo”, sancionada en 1966, hasta la flexibilización de los ’90, los cambios en materia legislativa no involucraban contextos tecnológicos ni los cambios en materia de relaciones interpersonales.
“Si nos retrotraemos a la última reforma laboral que tuvimos en Argentina -dice Llovet- no existía internet, no existía la tecnología emergente que tenemos hoy, no existía la inteligencia artificial ni las posibilidades que estos avances implican para el mercado laboral y los trabajadores”.
“Estamos en un estamos en una Argentina en la que no podemos sentar a todas las partes a discutir una reforma que implique una modernización del vínculo de trabajo vinculado a las nuevas tecnologías”, agrega el especialista.
Esas nuevas tecnologías se ven aplicadas, y es el segmento donde experimentaron el mayor crecimiento, en la producción agropecuaria y esto lo explica Paulina Lescano: “hoy mucha maquinaria agraria ya incorpora tecnología para lectura de suelos, de ambiente y de humedad, por ejemplo. Si bien hace unos años que esa tecnología se aplica, todavía tiene el potencial de seguir mejorando”.
“Se logró hacer más eficiente el uso de los recursos a partir de todas las mediciones que se pueden hacer por zona y por ambientes. Logramos un cambio significativo y positivo en ese aspecto, pero queda mucho camino por recorrer, por ejemplo, aumentando la agricultura por ambiente”, amplía Lescano.
“El mercado laboral, gracias a la tecnología cambia desde la raíz, desde la manera de trabajar. Hay toda una remodelación que es compleja pero necesaria en materia de relaciones de trabajo. La discusión sobre la reforma laboral está presente en muchos países y Argentina no está exenta de darla”, dice Horacio Llovet.
“Hoy el trabajo asociado al agro cambió –asegura Paulina Lescano-: desde los tiempos de cosecha hasta los de recolección de frutas, por citar dos casos. Son tiempos más cortos, que requieren de nuevos modelos de contratos laborales, más eficientes para el empleador y con beneficios para el trabajador. Esto debe comenzar a ser discutido seriamente en beneficio de todos los sectores”.
El sector agroempresarial, en la última edición de la Exposición Rural, comenzó a discutir, de manera informal, la necesidad de una modificación amplia en las leyes de trabajo, donde se evalúen aspectos que incluyan los netamente salariales y aquellos relacionados con la capacitación, que otorguen al trabajador las herramientas necesarias para un nuevo escenario laboral, más tecnificado, de amplia especialización.
“Necesitamos una discusión que trascienda la partidización política. Tenemos tecnología que hace 30 años no existía, pero las mismas leyes laborales que hace 30 años. El cambio es totalmente necesario”, concluye Lovet.