Un paro general con colectivos, tránsito feroz y polémicas

Radiografía de cómo amaneció la Ciudad, en una jornada atípica por el paro propuesto por la CGT y con un acatamiento dispar. 

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Jueves 10 de abril del 2025 a las 11:38 am

 

Buenos Aires amaneció con ese aire raro que tienen los días de paro: menos gente en el tren, estaciones cerradas y colectivos circulando como nunca. ¿Raro, no? Porque mientras la CGT mete su tercer paro general contra Milei, la UTA no se sumó y los colectivos andan como si no sucediera nada. Algunos dicen que hay hasta más frecuencias que en un día común. Otros, que la ciudad está un caos igual, pero con más autos.

 

La medida arrancó a la medianoche y pegó fuerte en subtes, trenes, vuelos y recolección de basura. Sí, leíste bien: hoy no saqués la bolsita porque no pasa el camión. Desde el Gobierno porteño avisaron que el servicio se reanuda recién a la noche. Así que si ves bolsas acumuladas en la esquina, no es un descuido del vecino: es el paro.

 

En cuanto a las clases, el panorama es mixto. Las escuelas públicas están abiertas, pero con un nivel de acatamiento bastante desigual. Algunas cerradas, otras con docentes pero sin alumnos, o viceversa. En las privadas, cada una hizo la suya: algunas abiertas con presencialidad, otras optaron por el Zoom y el “nos vemos por la pantalla”.

 

En la política, el conflicto también es grande. Martín Menem tuiteó un contundente "hoy se trabaja", como quien dice “acá no pasa nada”. La diputada Carolina Píparo salió con los tapones de punta contra la CGT, acusando a los sindicalistas de ser “10 multimillonarios defendiendo sus privilegios”. Y la ministra Patricia Bullrich no se quedó atrás: La CGT siempre quiso la plata y el poder”, tiró.

 

Del otro lado, Nicolás del Caño dijo que el paro tiene un alto acatamiento, a pesar del “boicot de la conducción de la UTA”, y que la bronca de los laburantes está que arde. Incluso habló de amenazas a informales que querían parar, pero no se animan por miedo a perder el trabajo.

 

En Puente Pueyrredón, como era de esperar, hubo tensión: organizaciones sociales intentaron avanzar y la Policía se plantó para evitar que prendan fuego gomas. Un clásico argentino del disenso en la calle.

 

En Mar del Plata, más calma de la esperada: transporte funcionando, oficinas abiertas y solo las escuelas públicas con impacto fuerte.

 

Así las cosas, un paro general atípico. No paraliza del todo, pero tampoco pasa desapercibido. El malestar está, la calle habla, pero también hay una parte del país que sigue su rutina, aunque más trabada y con el doble de bocinazos. 

 

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