El micrófono que asusta
La semana pasada estuvo plagada de controversias. Con un hervidero social potenciado por la crisis económica producto de las restricciones por la pandemia y con un frente de batalla abierto de cara a las elecciones legislativas de este año, la política no paró de propiciar más confusión y malestar.
Por Nahuel Lozano
Trader de análisis técnico - Experto en el Mercado de Capitales del IAMC
Comenzó el martes, cuando el presidente, Alberto Fernández, anunciaba la construcción de nuevas viviendas en la localidad de Mercedes. En su discurso dejó una declaración al menos preocupante: “Hace falta del esfuerzo de los dos, de un estado que esté presente, y también de un particular que entienda, solidariamente, que no tiene sentido tener tierras improductivas cuando alguien está necesitando un terreno.” Con esta declaración, Alberto abogó por una ideología que dé batalla al capital y promueva la lucha de clases. Hasta puede calificarse como una “oda” al más ferviente comunismo, que sigue ganando terreno en América latina con la casi confirmada llegada al poder de Castillo en Perú. Sin lugar a dudas, para la visión del presidente, una reforma agraria como la que pide Juan Grabois es el rumbo que debería tomar el país. Evidentemente, Fernández sigue girando aún más el volante de la argentina hacia la izquierda, dejando el país cada vez más fuera del mundo y acrecentando la desconfianza que le tiene el sector financiero internacional.
Si bien la declaración del presidente puede entenderse como una postura ideológica que, aunque errada a la luz de los hechos, no deja de ser personal y respetable, lo inentendible fue lo ocurrido este miércoles cuando Alberto Fernández recibió a su par español, Pedro Sánchez, junto a un comité de empresarios españoles que buscaban fomentar acuerdos comerciales con nuestro país. Ya desde el comienzo del acto, se puso en evidencia la paupérrima calidad de la organización del evento, donde la decoración del recibimiento se asemejaba más a la de un acto de escuela primaria que a la de una jornada de encuentro entre mandatarios de dos países. En ese marco, y en un intento de asemejarse con Pedro Sánchez, Alberto Fernández eligió una de las frases más racistas y descontextualizadas que le escuchamos decir a un presidente argentino: “Los mexicanos salieron de los indios, los brasileros salieron de la selva, pero nosotros, los argentinos, llegamos de los barcos. Y eran barcos que venían de allí, de Europa, y así construimos nuestra sociedad”. El presidente, también confundió el autor de la frase, ya que citó al poeta mexicano, Octavio Paz, pero en realidad, fue Litto Nebbia quien la pronunció en una de sus canciones. Los memes no se hicieron esperar y las burlas hacia el presidente continuaron toda la semana. Pero mientras algunos se siguen divirtiendo con este error, a los inversionistas extranjeros los sigue asustando cada vez más la idea de poner dinero en Argentina. Es que no hay ni una faceta del actual gobierno que inspire confianza y seriedad, dos aspectos fundamentales para atraer inversiones al país.
Como consecuencia a estas vergonzosas declaraciones, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se burló de Fernández y le otorgó una sentencia contundente: “Creo que para Maduro y Fernández no hay vacuna”. Bolsonaro, también publicó una irónica foto en sus redes sociales donde se lo puede ver junto a nativos Brasileros y acompaño con la palabra “selva” como epígrafe.
Continuando la semana, Alberto volvió a equivocar sus palabras, aunque esta vez sin intención. El viernes, en un anuncio sobre la extensión de las restricciones para luchar contra la pandemia de coronavirus, el presidente cometió un error que provocó una “crucifixión” más en las redes: “Por favor vayan y contagien. ¡Perdón! Vayan y vacúnense, eviten el contagio”. Otra declaración, otro fallo y otra desconexión del presidente que genera cada vez más incertidumbre.
Creo que es al menos cuestionable la poca atención que le da el gobierno a la diplomacia. Tanto con Fernández como presidente y Solá, que no habla inglés, como canciller parece poco factible que un encuentro diplomático como el del miércoles pasado pueda resultar beneficioso para la Argentina. Y esta carencia diplomática pasa factura, nos deja mal parados ante el mundo y nos desacredita completamente. Mauricio Macri también tuvo declaraciones muy resonantes y desacertadas durante su presidencia, al igual que Cristina Fernández de Kirchner en su período presidencial. Quizás este atributo que resulta clave para destrabar conflictos y propiciar acuerdos esté escanciando en los últimos presidentes y probablemente explica, en parte, el fracaso de sus gobiernos.