Efemérides de la economía argentina: ley 125 | Dolarhoy.com
Campo|26 de agosto de 2021

Efemérides de la economía argentina: ley 125

Seguimos con esta serie de artículos semanales, en los cuales repasamos algunos de los hitos más importantes de la economía argentina.

Por Simón Salas Seeber

 

La noche del 11 de marzo de 2008 comenzó una larga batalla entre los que parecieran ser eternos rivales: el campo y el Gobierno.

 

Martín Lousteau, el Ministro de economía en aquél entonces, estableció una nueva medida que terminaría afectando a todo el sector agrónomo. La misma estaba firmada por Cristina Fernández de Kirchner, la Presidenta del país desde hacía tan solo tres meses. El conflicto que desencadenó duraría exactamente 129 días y cambiaría el rumbo de las políticas kirchneristas de ahí en adelante.

 

Para contextualizar, en 2008 el alza de los precios de las commodities venía con un impulso fantástico, mientras en Estados Unidos ya había explotado la crisis hipotecaria pero aún no llegaba a alcanzar su impacto global definitivo.

 

En aquellos años, entre 2001 y 2008 se desplegó lo que se conoce como el "súper ciclo de las commodities" ya que fue un período de fuerte subida del precio de gran cantidad de materias primas como los alimentos, el petróleo, metales, químicos, entre otros.

 

El boom se produjo en gran parte debido a la creciente demanda de economías emergentes, principalmente de China,​ así como las dudas sobre la disponibilidad de materias primas en el largo plazo. Algunos afirman que podríamos estar entrando en otro de estos "súper ciclos" nuevamente.

 

En ese marco se ubica la famosa resolución 125. 

 

¿En qué consistía?

La ley 125 establecía una fórmula que transformaba el porcentaje retenido en móvil, es decir, las retenciones se incrementarían a medida que el precio creciera.

 

Por ejemplo, cuando el precio de la tonelada de soja en Chicago llegara a 400 dólares la tonelada, el porcentaje de impuestos pasaría al 35,7%. Con un precio de 600, que comenzaba a verse inevitable en esos meses, la tasa de retención llegaba a 49,3%. Esto significaba que el Gobierno se quedaría con la mitad del valor de lo producido, lo cual enfureció a los productores agropecuarios.

 

El impacto nocivo en la realidad laboral de los productores era fácil de observar: si las retenciones aumentaban dependiendo del precio, no había incentivos para vender a futuro, sino que era conveniente pagar al contado.

 

Esto impedía planificar financieramente estrategias en el campo, porque el productor históricamente vendió buena parte de su producción con un precio fijado por adelantado, lo cual le permite cerrar costos y planificar una siembra de cobertura, por ejemplo.

 

La ley 125, entonces, irrumpía directamente en la negociación del mercado de futuros, lugar donde se realiza la compra y venta de commodities mediante contratos de futuros en bolsas que estandarizan la cantidad y la calidad mínima del producto que se negocia.

 

Reacción 

Al día siguiente comenzó una huelga de comercialización de granos, anunciada por la Mesa de Enlace Agropecuaria que agrupaba a las cuatro principales entidades del campo: Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas, Federación Agraria Argentina y Coninagro.

 

A la huelga la siguieron los cortes de ruta, las movilizaciones, los cacerolazos en la Ciudad, las contra-marchas K y un sinfín de negociaciones fallidas que avivaron el conflicto, que permanece latente al día de hoy.

 

Se comenzó a ver un fuerte desabastecimiento en las grandes ciudades. El oficialismo no parecía ceder; Cristina condenó la protesta y se refirió a al sector agrónomo como los "piquetes de la abundancia" y aseguró que no se iba a dejar "extorsionar".

 

Recién el 17 de junio, Cristina aceptó la búsqueda de una solución a través del Congreso, propuesta sugerida por Julio Cobos, el Vicepresidente en aquél entonces. Un mes después, tras un debate de 18 horas, Cobos se vistió de protagonista en un final de película al tener que desempatar la votación; rechazó el proyecto aprobado en Diputados de las leyes 122 a 129 con sus famosas palabras: "Mi voto no es positivo".

 

La moción no fue aprobada y la tranquilidad temporal reinó en el agro nuevamente. Las retenciones volvieron al nivel de 35 por ciento anterior a la emisión de la polémica resolución.