Apretón monetario: cómo el BCRA puso piso a las tasas para calmar al dólar (y qué mirar de acá a las elecciones)
Si hay exceso de oferta de dinero, el BCRA lo absorbe. En la práctica, el ancla es el tipo de cambio.
Por Bruno G. Cangemi
Finanzas, impuestos e inversiones
Suba de encajes, cambio en el cómputo, pases “a la tasa que sea” y licitaciones extra del Tesoro: el Gobierno aceleró la absorción de pesos para atravesar la previa electoral con menor presión cambiaria. Qué ocurrió, por qué y cuáles son los escenarios probables si el resultado acompaña.
¿Qué cambió en agosto?
En las últimas jornadas se combinó un paquete de medidas monetarias y fiscales con un objetivo nítido: bajar la volatilidad del tipo de cambio. Por el lado regulatorio, el Banco Central subió los encajes y modificó su cómputo de promedio mensual a diario. Este cambio obliga a los bancos a “estar encajados” todos los días, no solo en promedio, y endurece la demanda inmediata de pesos en las primeras horas de rueda.
En simultáneo, el BCRA incrementó la absorción mediante pases y salió a poner un piso de tasas en el mercado de repo. El resultado fue un patrón intradiario más marcado: tasas que se ablandan durante el día cuando los bancos ya cumplieron el requisito y aparece exceso de oferta de pesos, y tasas que rebotan al cierre cuando el Central toma fondos para esterilizar.
Por el lado del Tesoro, se agregó una licitación extra para despejar vencimientos preelectorales y estirar plazos.
El mecanismo detrás del “apretón”
La explicación oficial es lineal: si hay exceso de oferta de dinero, el BCRA lo absorbe. En la práctica, el ancla es el tipo de cambio. En un contexto electoral, bajar la cantidad de pesos transables y poner un piso de tasas busca encarecer las posiciones en moneda local y desincentivar la dolarización financiera.
El cambio a cómputo diario fue clave: al volver más rígida la restricción de encajes, aumenta la sensibilidad de las tasas a la oferta y demanda intradiaria de pesos. Cuando el mercado queda “sobrado” por la tarde, la tasa tiende a caer con fuerza; para evitarlo, el BCRA toma pases a rendimientos elevados y recompone el piso.
Evidencia en precios y cantidades
- Tasas: se observaron jornadas con caídas bruscas intradiarias seguidas por recomposición al cierre tras la intervención del Central.
- Licitaciones del Tesoro: la adjudicación permitió aliviar los vencimientos de corto y reducir la presión inmediata.
- Liquidez bancaria: el reestructuramiento de encajes absorbió excedentes que habitualmente nutrían caución y repo, encareciendo el costo del dinero en los tramos donde el BCRA decidió actuar.
¿Alcanza para domar al dólar?
En el escenario base/optimista, el esquema llega a las elecciones con el tipo de cambio financiero más contenido. Si el resultado electoral consolida expectativas y reduce la demanda precautoria de cobertura, el cuarto trimestre puede exhibir menor presión cambiaria, normalización del intradiario y una curva de tasas más previsible. Con ello, el BCRA ganaría margen para suavizar la esterilización y ordenar los pisos sin resignar ancla nominal.
Los riesgos que hay que monitorear
- Riesgo de crédito y liquidez: una volatilidad de tasas demasiado alta puede estresar a tomadores corporativos y al segmento de caución, generando eventos aislados de iliquidez.
- Elasticidad del dólar a la tasa: si la sensibilidad del tipo de cambio a subas de tasa se debilita (como se vio en julio), el impacto de la absorción pierde eficacia y exige más intervención.
- Calendario y expectativas: shocks de confianza o sorpresas macro pueden acelerar la dolarización y volver a exigir un ajuste del “piso” de tasas.
- El apretón monetario no es un slogan: es una combinación de encajes más duros, pases agresivos y licitación fiscal para secar excedentes de pesos y bajar el pulso del dólar en la previa electoral.
Si el resultado ordena expectativas, el mercado podría transitar a un cuarto trimestre más calmo, con tasas menos serrucho y menor presión sobre los dólares financieros. Si no, el BCRA deberá redoblar la esterilización o mover el piso de tasas otra vez. Por ahora, el plan es claro: poner precio al peso para comprar tiempo.