El dólar se ata a la inflación: que espera el mercado cambiario para 2026.

El Gobierno ajustó el esquema cambiario y desde enero las bandas se moverán según la inflación previa. El dólar pierde peso como ancla y el IPC pasa a ser la variable clave a seguir.

Por Eric Nesich

Periodista especializado en Economía y Finanzas

Hace 1 hora

El Gobierno decidió recalibrar su programa monetario de cara a 2026 e hizo cambios en el régimen de bandas cambiarias. A partir de enero, tanto el piso como el techo del corredor del dólar oficial se van a actualizar todos los meses en función de la inflación registrada dos meses antes. Con ese criterio, el primer ajuste será del 2,5%, en línea con el índice de precios de noviembre.

 

El cambio no es menor. Hasta ahora, el tipo de cambio funcionaba como una referencia central para contener la inflación. Con el nuevo esquema, ese rol empieza a diluirse y la atención del mercado se corre directamente hacia la evolución del IPC, que pasa a marcar el ritmo del movimiento del dólar dentro de las bandas.

 

La inflación de noviembre cerró en 2,5% y ese número se trasladará de manera automática al esquema cambiario. El interrogante aparece más adelante: el proceso de desaceleración de los precios viene siendo gradual y, en ese contexto, la dinámica inflacionaria empieza a ganar protagonismo frente a otras variables que hasta hace poco quedaban en segundo plano.

 

Tras el anuncio, el dólar oficial mostró una suba moderada y se ubicó en torno a los $1.451, reflejando una mayor demanda, aunque todavía sin señales de tensión. El mercado leyó el movimiento como un reacomodamiento lógico dentro del nuevo marco, sin sobresaltos inmediatos ni impacto fuerte en los precios de corto plazo.

 

Hacia adelante, el riesgo está puesto en el traslado a precios del ajuste cambiario. Si bien hasta ahora ese efecto fue acotado, la nueva mecánica podría generar un leve recalentamiento inicial, típico de este tipo de cambios. La clave estará en que la demanda de pesos acompañe y actúe como amortiguador para evitar que el tipo de cambio se acerque rápidamente al techo de la banda, que desde enero rondará los $1.555.

También juega el calendario. Las segundas quincenas de enero suelen mostrar menor demanda de pesos y mayor presión por la compra de dólares vinculada al turismo, lo que podría agregar algo de ruido en el arranque del año. Aun así, el proceso se perfila como gradual y con ajustes contenidos, siempre que no haya sorpresas externas.

 

En el mediano plazo, el rumbo de la inflación quedará atado a dos factores centrales: la capacidad de acumular reservas y el cumplimiento del programa financiero en dólares. Si esos objetivos se sostienen, el escenario base sigue siendo el de una inflación en baja durante el primer tramo de 2026, con la posibilidad de que vuelva a ubicarse cerca del 1% mensual.

 

La actualización de las bandas según la inflación es leída como una forma de darle mayor consistencia al esquema y evitar atrasos cambiarios. El desafío, de ahora en más, será mantener las expectativas bajo control para que el nuevo mecanismo no termine trasladándose de lleno a los precios y complique el sendero de desinflación que el Gobierno busca consolidar

 

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