Qué es el 'habit stacking', el método para transformar buenos propósitos en hábitos efectivos y duraderos

El 'habit stacking' permite asociar nuevas acciones a hábitos ya establecidos, facilitando la adopción de comportamientos saludables. Popularizado por James Clear, se presenta como una estrategia efectiva para lograr objetivos personales.

Por redacción

Lunes 20 de enero del 2025 a las 4:10 pm

 

Una nueva tendencia ha surgido en el ámbito de la formación de hábitos y se conoce como 'habit stacking', o 'acumulamiento de hábitos'. Este método se presenta como una manera accesible y efectiva para transformar deseos en realidades concretas. Aborda aspectos como estilos de vida más saludables y metas personales, que muchos buscan alcanzar.

 

El planteamiento básico de este enfoque implica asociar un nuevo hábito a uno ya existente dentro de nuestra rutina. Este concepto, que ha ganado notoriedad gracias a James Clear, sugiere que al vincular una acción reciente con un hábito consolidado, se facilita que esta nueva acción se integre automáticamente en nuestro día a día.

 

Los especialistas en el área recomiendan llevar un registro tanto de los hábitos consolidados como de los nuevos objetivos. Esta tarea puede realizarse utilizando métodos tradicionales, como anotaciones en papel, o mediante aplicaciones diseñadas específicamente para tal fin. Según opinan algunos expertos, los hábitos que ya hemos instaurado crean conexiones neuronales que, si se emplean sabiamente, pueden facilitar la adopción de nuevas costumbres.

 

Por ejemplo, asociar un nuevo hábito con actividades rutinarias, como disfrutar de un café o cepillarse los dientes, resulta en un anclaje efectivo que promueve el automatismo. A medida que estas conexiones se activan más a menudo, se vuelven más firmes, garantizando que los nuevos hábitos persistan en el tiempo.

 

De este modo, en lugar de necesitar un esfuerzo enorme para establecer cambios en nuestra rutina, este enfoque procura un proceso más fluido que se basa en la continuidad de lo que ya tenemos. Para llevarlo a cabo, es esencial identificar qué hábitos forman parte de nuestra vida diaria y seleccionar uno nuevo que sea alcanzable y práctico.

 

Por ejemplo, decidir beber un vaso de agua después de lavarse los dientes puede ser un gran comienzo. En este proceso, es aconsejable evitar proponer objetivos demasiado ambiciosos inicialmente.

 

Finalmente, para aquellos que deseen llevar un seguimiento de sus avances y de las nuevas metas establecidas, tienen la opción de recurrir a una lapicera y un cuaderno, o aprovechar la variedad de aplicaciones móviles que disponen de sistemas de seguimiento, gráficos y recordatorios diseñados para promover la constancia en el proceso.

 

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